La siesta
La gran siesta que duerme toda España. en este mes de agosto de bañistas e incendios forestales debe de ser aún mayor en Madrid a juzgar por las noticias que el periódico me trae hasta mí exilio veraniego de la ciudad en la que vivo todo el año.Cada mañana cojo el periódico deseoso de saber lo que ocurre en mi ciudad, pero de lo único que me entero es de los crímenes cometidos por mis vecinos en mi ausencia, de las preferencias monumentales y gastronómicas de los turistas y de las tonterías que, con gran solemnidad, pronuncian los asistentes a la Universidad de Verano de El Escorial. La última, y la más atrevida, con el sello del cubano Guillermo Cabrera Infante: "Nunca he podido pasar de la página 20 de Cien años de soledad, pero me encanta Corín Tellado". Toma ya.
Para que se hagan una idea mis vecinos madrileños que han tenido la, suerte o la desgracia de quedarse este mes de agosto en la ciudad de mi información sobre lo que ocurre allí, les voy a contar simplemente las ocho noticias que este mismo periódico ha considerado durante esta semana de interés para su edición nacional:
1.- El Prado y el Valle de los Caídos, los lugares más visitados por los turistas.
2.- Los servicios de Desinfección madrileños cumplen un siglo.
3.- Leguina indulta a dos vecinos de Pozuelo que mataron un lagarto protegido, para comer.
4.- Roban el busto de bronce erigido en el parque de Berlín al joven madrileño Álvaro Iglesias, fallecido por asfixia tras salvar a varias personas en el incendio de un edificio.
5.- Un traspiés del ladrón frusta el atraco a un restaurante hindú.
6.- La policía detiene en una cafetería madrileña a la niña que abandonó, a su familia adoptiva para huir con su madre natural.
7.- El Dioni anuncia su intención de presentarse a las próximas elecciones municipales de la localidad madrileña de El Molar.
Y 8.- José de la Calle, de 45 años, justo vencedor del 50 concurso de narigudos de las Fiestas de La Paloma, con una nariz de 72 milímetros de longitud, 39 de anchura y 32 de profundidad, lo que da un total de de 143 milímetros de dimensiones nasales.
Con este vagaje de información, y con el calor que hace comprenderán ustedes que no hay Dios que escriba una columna.
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