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Lindford Christie acaba con la armada estadounidense

Santiago Segurola

Las condiciones climatológicas desbarataron la promesa de grandes marcas prevista para la reunión de Zúrich. Una fortísima tormenta cayó sobre la ciudad en una noche que sólo dejó para el recuerdo dos momentos estelares: la victoria del británico Lindford Christie sobre la armada estadounidense en la prueba de 100 metros y la demostración del argelino Nurredin Morceli en la última vuelta de los 5.000 metros. Fermín Cacho, que acudía a Zúrich con la intención de acercarse al récord nacional de 1.500 metros, se vio envuelto en una carrera sometida al viento y a la lluvia. Cacho terminó en novena posición, con el discretísimo registro de 3.42.54.Zúrich reclamó nuevamente a la crema del atletismo mundial. Sólo faltó Carl Lewis, que dijo sentirse enfermo. "Enfermo de miedo", dijo Lindford Christie antes de la prueba de 100 metros. El velocista británico ha declarado la guerra a los atletas estadounidenses y muy particularmente al clan de Santa Mónica, liderado por Lewis. Con 34 años, Christie está decidido a desafiar todas las teorías sobre la curva de declive de los especialistas de velocidad. Sus mejores marcas han llegado después de superar largamente la frontera de los 30 años. En unas condiciones deplorables, con un viento contrario de 1,5 metros por segundo, Christie arrasó a los mejores atletas estadounidenses, incluido Leroy Burrell, reciente plusmarquista mundial. Durante toda la temporada se había establecido una polémica en torno al reinado de los 100 metros. Los norteamericanos habían declarado que Christie les rehuía. El británico quiso zanjar la polémica en Zúrich, la reunión más prestigiosa del mundo. Ganó la carrera con una facilidad enorme. Su marca, 10,05 segundos, fue extraordinaria a la vista del tiempo.

Nurredin Morceli manifestó su superioridad también en los 5.000 metros, una prueba casi novedosa para el argelino. La prueba se volvió un tanto táctica a la espera de la última vuelta. Había que comprobar si Morceli tenía la velocidad y la resistencia para medirse con los mejores especialistas del mundo: el marroquí Skah, el keniano Sigei y el etíope Bikila. La respuesta llegó en una memorable vuelta final. Morceli cubrió los últimos 400 metros en 52 segundos, un tiempo inalcanzable para todos sus adversarios y digno de una carrera de 800 o 1.500 metros.

Los otros españoles tampoco destacaron. Viciosa fue séptimo en la milla, con 3.56.19, y De Teresa, cuarto en 800 metros, con 1.45.89.

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