"Querría ser un perro de raza para tener amo y que me diese cariño"
Colgaban ristras de piernas varicosas de las viejas aficionadas. El rancio embutido americano se aireaba al sol del graderío entre papeleras gigantes y anuncios de agua Evian. ¿Reventárán de emoción estas hinchadas varices cuando Conchita Martínez derrote a Arantxa Sánchez-Vicario en el torneo de Stratton Mountain? ¿Salpicará la sangre esta pista de cemento en el paraíso verde de Vermont? Olía a premio de 6.000 dólares. A catsup. A tormenta de verano.Y se oía el estrépito de los pelotazos. Los ayes del público. Y sobre todo los gemidos que intercambiaban las jugadoras sucumbiendo a su interminable orgasmo deportivo. ¿Gozaban o sufrían? . No estaba claro si la garganta de la tenista era el sexo de su raqueta. O si la raqueta era el verdadero sexo de la tenista.
Lo que era indiscutible es que golpeaban la bola con la mueca del boxeador. Doloridas. Como si recibieran un gancho detrás de otro en el peor punto del hígado. Criaturas sin sonrisa. Biliosas. Con el ceño fruncido. ¿Perderé el tanto si sonrío, señor entrenador?
El tenis ya no parecía un juego. Era un oficio. Su cuerpo ya no era un cuerpo. Era una máquina de ganar partidos. Su vida ya no era vida sino una carrera contrarreloj hacia los paraísos fiscales. De la matriz de cada bola, estas grandes jugadoras femeninas con músculos masculinos extraían monedas de todos los países.
A sus 22 años Conchita Martínez, tercera raqueta del mundo, se ha embolsado casi tres millones y medio de dólares (455 millones de pesetas) en menos de una década. La mitad de lo que lleva ganado en el mismo tiempo Arantxa Sánchez-Vicario, segunda raqueta del mundo. Pero desde su espectacular triunfo en Wimbledon (56 millones de pesetas) Martínez parece decidida a darle el raquetazo a Sánchez. A superarla.
Esta entrevista no fue fácil. Martínez no sólo se hizo de rogar no que limitó el diálogo a 15 minutos. Naturalmente la grabadora e sublevó. Pero Martínez ni siquiera facilitó el cambio de pilas. "¿Es que no puedes tomar notas?", dijo.Puse el reloj a la vista. Abrí el bloc. Y empezamos a con versar mientras ella descuartizaba la etiqueta de una botella de agua hasta reducirla a virutas. En un momento determinado miré el reloj. Habían transcurrido 14 minutos. Dije: "Nos sobra un minuto. ¿Lo dejamos ya?". Entonces se levantó.
Pregunta. Usted ha dicho hace poco que por fin se encuentra bien consigo misma. ¿Se refiere a un bienestar personal o profesional?
Respuesta. Me refiero a que me siento muy bien profesionalmente. Y que soy feliz.
P. ¿Entonces ese lado malo del tenis al que se ha referido otras ve ces ya no existe?
R. Existe. Trabajo mucho. Hay mucho dinero alrededor del tenis. Hay envidias. Celos.
P. ¿Le importa el dinero?
R. El dinero no me preocupa. Yo no juego por el dinero. Juego porque me gusta. Y porque me divierto. El dinero es algo añadido.
P. Supongo que le producirá satisfacción haberse hecho multimillonaria en menos de diez años. Ya tiene ganados cerca de 450 millones. ¿No es una buena cifra?
R. Bueno. La gente sólo ve lo que ganas. No se fijan en lo que tienes que gastar. Hay muchos gastos que el público no sabe que existen. Viajes y muchas cosas.
P. ¿Le gusta ir de copas? ¿La juerga? ¿El vino?
R. Sí. Depende. Con cabeza. Pero no cuando hay torneos.
P. ¿Ni siquiera un vaso de vino?
R. Un vaso sí.
P. ¿Tiene que sacrificarse mucho? Al parecer ustedes viven pendientes de la raqueta. No existe nada más. ¿Es así?
R. Sí. Pero no tiene importancia. Haces el sacrificio porque te gusta la profesión. Todos los profesionales se sacrifican. Yo tengo la suerte de trabajar en algo que me gusta. Otros se sacrifican y hacen trabajos que no les gustan.
P. ¿Se considera importante?
R. Importante no lo sé. Creo que soy conocida. Nada más.
P. ¿Y no es engreída?
R. Soy normal. Bueno, sé que soy la número tres del mundo.
P. ¿Quiere ser la número uno?
R. Para eso traba o. Para ser la primera. Trabajo para superarme y para intentarlo.
P. He oído que usted quiere reencarnarse en un perro de raza.
P. ¿Por qué?
R. Porque tendría un amo que me cuidara con cariño.
P. ¿Hombre o mujer?
R. No sé. Un amo que me cuidara con cariño.
P. ¿Tiene perro?
R. No. Viajo mucho y vivo sola.
P. ¿Le da mucha importancia al cariño?
R. Sí.
P. ¿Le dan cariño?
R. Sí. Y yo soy muy cariñosa.
P. ¿Cómo es usted?
R. Soy tímida.
P. No lo parece en la pista.
R. En la pista soy otra. No me afecta ser tímida. Dicen que me transformo.
P. En la pista parece que sufra mucho. Y nunca sonríe. Se cruza con la otra jugadora y ni la mira. ¿Eso por qué?
R. Sólo pienso en ganar. Eso es lo que cuenta. Ganar. No puedes sonreír porque tienes que estar todo el tiempo concentrándote.
P. Hábleme de sus miedos. ¿Qué le asusta?
R. Me dan miedo todas las enfermedades. Tengo miedo a ponerme enferma. Miedo a un accidente.
P. ¿Miedo a quedarse en una silla de. ruedas?
R. Sí.
P. Pero usted practica deportes de riesgo. Esquí. Va en moto. ¿No le asusta romperse algo?
R. Me gusta el riesgo. Pero tengo miedo de que me pase algo.
P. ¿Sueña con esas cosas?
R. No tengo esa clase de sueños.
P. ¿Qué sueña?
R. Tengo sueños personales.
P. ¿Soñó algo la noche anterior a ganar en Wimbledon?,¿Se imaginaba que habría 100 millones de personas viéndola por televisión? ¿Le parecía eso un sueño?
R. Sólo pensaba en ganar. La última bola me relajó.
P. Pero no lloró. Otras veces lloró y esta vez ni una lágrima. Esta vez usted dijo que le entraron escalofríos por dentro.
R. Sí. No sé por qué no lloré.
P. ¿Cambiaron algunas cosas después del triunfo?
R. Lo celebramos. Pero a las dos semanas tienes que volver y trabajar. Hay más campeonatos.
P. ¿Cree que podrá ganarlo otra vez el año próximo?
R. Lo intentaré.
P. Dicen que es usted una persona influenciable.
R. ¿En qué sentido?
P. Que se desmoraliza con facilidad. Que la opinión de otros puede cambiar la suya.
R.- A veces sí y a veces no. En lo mío me pongo superfría.
P. ¿Es usted más cerebral que apasionada?
R. Así, así.
P. ¿Eso que quiere decir? ¿Que es apasionada?
R. Algunas veces. Psicológicamente estoy ahora mucho mejor. Antes era más desigual. He estado trabajando con un psicólogo.
P. ¿En tenis a quién admira más?
R. A Martina Navratilova. Me dio pena ganarle. Pero a la pista sales a ganar.
P. ¿Piensa tener un hijo?
R. ¡Ufl Soy muy joven. No puedo pensar en el futuro. Criar a un niño es muy dificil. Quiero demasiado a mi vida.
P. ¿No se imagina dando de mamar a un bebé?
R. No sé. Soy demasiado joven.
P. ¿Se imagina siendo vieja?
R. Sí. Y me entristece.
P. ¿Por qué? ¿Por la soledad? ¿Por la muerte?
R. Por todo lo que tendré que dejar de hacer. Por las enfermedades. Eso me da tristeza.
P. ¿No aceptará la vejez? ¿Se subleva?
R. Sí.
P. ¿Cree en Dios?
R. En Dios sí. Pero no voy demasiado a misa. A veces rezo.
P. ¿Reza como los toreros al salir a la plaza?
R. No. Tampoco es tan peligroso lo mío.
P. ¿Le gustan los toros?
R. Cero. No soporto que maten a un animal.
P. ¿Qué puede decir de su vida sentimental?
R. Tranquila. Sin nada serio. Bien.
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