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Felipe Campuzano, pregonero y músico en Lavapiés

La segunda jornada de las fiestas de Lavapiés atrajo a más público que la primera. Un millar de personas se congregó ante el edificio del Área de Servicios Sociales del distrito Centro, en la Carrera de San Francisco, para oír el pregón de las fiestas de Lavapiés. El honor de pronunciarlo recayó este año en el pianista andaluz Felipe Campuzano, que acabó ejerciendo de músico. Su parlamento estuvo trufado de loas a la Villa y Corte, a la que se refirió como "mi segunda patria, tras mi tierra gaditaria". En el balcón estuvo acompañado por la concejal del distrito, María Antonia Suárez, y por los personajes de zarzuela elegidos ayer: Casta, Susana, Julián, Don Hilarión y la Maja de Lavapiés.Los cinco, que presidirán simbólicamente los festejos de este año, despertaron con su aparición el griterío de los congregados. Así, entre piropos y sarcasmos, se pudo oír a una señora exclamar: "¡Qué majas son las majas!".

"Madrid lleva mucho tiempo dando y no quitando" fue la frase más aplaudida del pregón, que concluyó con un estruendoso: "¡Viva Madrid!". Tras la lectura, Campuzano sacó un pequeño teclado portátil en el que interpretó un popurrí de melodías de inequívoco sabor madrileño.

El músico gaditano hizo cantar a los presentes a grito pelado, y fue largamente ovacionado cuando lanzó a la multitud su gorra de chulapo como despedida. El broche final lo puso un castillo de fuegos artificiales.

La espera previa a la lectura del pregón fue amenizada por varias bandas de música, que desgranaron las melodías más castizas de su repertorio. Algunas parejas se animaron a bailar y se marcaron un chotis, lo que les valió el aplauso unánime de sus vecinos. Además, el ambiente se acabó de caldear con los gritos y vivas a los patrones de las fiestas: san Cayetano, san Julián y la Virgen de la Paloma.

El próximo jueves empezarán, de hecho, las fiestas de San Cayetano, que pasarán luego a ser de San Lorenzo, y, por último, de la Virgen de la Paloma. El pregón (ayer) y la elección de los personajes clásicos (el sábado) han sido sólo el aperitivo.

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