Del libre comercio a la unión aduanera
Los países del Mercosur se preparan para aplicar un arancel exterior común a partir de enero de 1995
Técnicos y funcionarios de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay ultiman los grandes temas de la próxima cumbre presidencial del Mercosur, el proyecto de mercado común suramericano más serio y avanzado. El establecimiento de un arancel externo común, que teóricamente debería entrar en vigor el 1 de enero de 1995, constituye el punto fundamental de la agenda de trabajo de la reunión que entre el 1 y 5 de agosto celebran en Buenos Aires los presidentes Carlos Menem, Itamar Franco, Juan Carlos Wasmosy y Luis Lacalle y sus ministros económicos.De hecho, el Mercosur agrupa a 110 millones de personas en esos cuatro países, suma un producto interior bruto (PIB) global de 549.000 millones de dólares y cuenta con 15 ciudades con más de un millón de habitantes. La delimitación y características de las zonas francas, la modalidad de los estímulos a las exportaciones, denominación de origen y controles a componentes fabricados en la región son otros asuntos a debate en un encuentro que tratará de poner en marcha la unión aduanera, estadio superior al área de libre comercio promovida por los cuatro socios.
Los negociadores han alcanzado un acuerdo de principio sobre el arancel de la mayoría de los productos listados, entre el cero y 20% para el 85% de ellos, y los no incluidos en ese nomenclátor -químicos, petroquímicos, bienes de capital, informáticos y telecomunicaciones- gozarán de un tratamiento preferencial. Aunque no es fácil que puedan superarse los escollos pendientes, existe confianza en que dentro de seis años la unificación arancelaria pueda estar prácticamente concluida. La siguiente fase sería la coordinación de políticas macroeconómicas.
Pero no todos los sectores de producción nacionales están de acuerdo en el ritmo de la integración, y, entre ellos, la Unión Industrial Argentina (UIA) pretende una desaceleración del proceso en tanto no se arbitren en su país medidas de protección ante la previsible irrupción en los mercados de las exportaciones brasileñas. La UIA solicita del Gobierno medidas laborales, impositivas, comerciales y financieras para hacer frente a lo que consideran ventajosa posición de salida de la producción brasileña, más favorecida por los subsidios. Los trabajos sobre la industria automotriz, dada su complejidad, y la dificultad de armonizar en una estructura regímenes tan diferentes, se prolongarán durante varios meses más.
En cuanto a la designación de zonas francas, favorecidas con la limitación de gravámenes y otros estímulos económicos, hay consenso para mantener este status a Tierra del Fuego, en Argentina, y a Manaos, en Brasil, pero los representantes uruguayos y paraguayos tratan de incluir a Colonia, Uruguay, y a Ciudad del Este, Paraguay. Los expertos discuten sobre las condiciones de entrada en el Mercosur de los productos provenientes de estas zonas francas. La reunión abordará también el acercamiento de Chile y la Unión Europea a la organización.
Roberto Vasani, director en Argentina de la consultoría Deloitte & Simonsen, sostiene que las tendencias globales de este mercado común en construcción es una armonización de la legislación, prácticas, comerciales y estándares de producción, y una disminución de la protección a las empresas, subsidios, monopolios y reservas de mercado. También se observa un aumento de las dificultades logísticas, competencia, potencial de mercado, renta per cápita y exigencia del consumidor.
Los sectores más sensibles en las negociaciones, por parte de Argentina, más fuerte en agricultura, son: legumbres, hortalizas, frutas, azúcar, siderurgia, petroquímica, textiles, calzado, electrónica y automóviles; en Brasil, dominadora en la industria, son los lácteos, vinos, tejidos de lana, electrónica, computación y automóviles; en Paraguay, carnes, lácteos, hortalizas, aceites vegetales, azúcar, tabaco, cemento, maderas y muebles papel, algodón en bruto y metalurgia; en Uruguay, carnes, lácteos, trigo, aceites vegetales, legumbres, azúcar, vino y cervezas, tabaco, pintura y barnices, polietileno, caucho, siderurgia y electrónica.
El intercambio entre los países del Mercosur creció un 16,5% anual entre 1987 y 1990, y un 34,7% entre 1991-1993 hasta situarse en los 10.257 millones de dólares.
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