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'Liberté, égalité, canapé'

La colonia francesa celebra en Madrid su fiesta nacional, la toma de la Bastilla

Liberté, egalité, fraternité. Ayer los franceses volvieron a tomar la Bastilla, aunque estuvieran en esta ocasión en Madrid. A golpe de canapé y champagne (legítimo) conmemoraron el asalto a aquella cárcel, pistoletazo de la Revolución popular de 1789. La fecha, convertida en fiesta nacional, es republicana por excelencia. Así lo reconocía uno de los asistentes españoles, el ex secretario general del Partido Comunista de España (PCE) Santiago Carrillo: "Es la fiesta de los republicanos. Me siento muy ligado a ella. A fin de cuentas, he pasado gran parte de mi vida en Francia".Santiago Carrillo no estaba solo. A la recepción en la residencia del embajador, André Gadaud, estaban invitadas 2.000 personas. El ministro de Agricultura, Luis Atienza, también acudió. Y lo hizo en son de paz, sin ánimo de guerrear por las, fresas o las anchoas. "Es verdad que soy el único miembro del Gobierno aquí y el que ha tenido más. problemas con Francia", bromeaba. "Además de tener muchos conflictos también tenemos muchos elementos en común. Tenemos que convertir las divergencias bilaterales de frutas, hortalizas y pesca en lo que realmente son, o sea, conflictos entre la Unión Europea y Francia".

Luis Atienza, una de las estrellas de la reunión, aseguraba que las relaciones hispano-francesas atraviesan un buen momento. También ironizaba sobre el tinte español de esta festividad gala.

"Es que este 14 de julio es un poco más español de lo normal", reconocía igualmente el consejero de prensa de la Embajada francesa, Bernard Valero.

Y es que, por la mañana, el presidente del Gobierno, Felipe González, había compartido tribuna con su colega francés, François Mitterrand, en los Campos Elíseos. Por París desfilaba, como miembro del Euroejército, una compañía de soldados españoles. Había pasado prácticamente medio siglo desde que otro ejército hispano, varios centenares de milicianos encuadrados en la División Leclerc, entrara en París como integrante de las fuerzas de liberación.

Y en la Embajada no se querían perder el desfile: vieron la parada por televisión mientras daban los últimos toques a la- recepción de la tarde.

La tarea era mucha: desde supervisar las guirnaldas con la bandera tricolor que engalanaban el jardín hasta comprobar que las botellas de vino, francés por supuesto, estuvieran listas. ¿Cuántas? "Secreto diplomático", respondía un miembro de la Embajada. También la policía española había trabajado en los alrededores, e incluso revisado las alcantarillas, por seguridad.

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Entre los asistentes españoles figuraron la diputada Isabel Tocino y el presidente de la Asociación Española de Banca, José Luis Leal. También se dejó caer el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano. Entre los franceses, no se perdieron la cita muchos directivos de empresas galas afincadas en España.

En Madrid viven unos 12.000 franceses, casi uno de cada cuatro entre los que residen en España. La mayoría de los capitalinos son hombres de negocios. Pero no hubo fiesta sólo en Madrid. La nostalgia de la noche parisina con fuegos artificiales también pudo vivirse en los consulados de Barcelona, Bilbao, Sevilla y Alicante.

Madrid no es París, pero la Embajada sí fue una soire.

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