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TOUR 94

Rominger tiene trabajo

Induráin está en su medio natural: ha de administrar 2.28 minutos en la montaña

La contrarreloj pone el Tour en su sitio: la general dibuja perfectamente cómo la carrera se va a limitará un duelo entre Induráin, el campeón en ejercicio, y Rominger, un aspirante competente, si la montaña no decide colocar a un tercero en discordia. Vista la situación, no es fácil encontrar ese tercer apellido: De las Cuevas ha quedado descartado y no es hombre para presentar batalla en la montaña. Para buscar a un escalador hay qué, remitirse al ruso Ugrumov, situado ya a 7.08 minutos en la general. El duelo entre dos gana vigencia.Rominger trata de llevar el debate a su lado: "Ya no le quedan etapas favorables a Induráin", dijo ayer. Antes, sin embargo, de analizar el futuro que le espera, convendría dejar alguna conclusión sobre la única etapa llana contra el cronómetro de este Tour. Rominger no está a la altura del líder español como contrarrelojista: no se puede dar una diferencia de dos minutos entre dos especialistas del mismo nivel. Hay que ser precisos: Rominger viaja en un segundo escalón.

Sentadas así las bases, queda por conocer si Rominger es mejor escalador que induráin. Es decir, si está en un nivel superior o tienen características más bien parejas. Si sucede esto último, Rominger no tiene otra cosa que hacer que esperar que una desgracia acabe con el español.

Tony Rominger puede precisar a partir de hoy el tamaño de su esfuerzo: ha de robarle al menos 2 minutos y 28 segundos a Induráin en las 12 etapas que restan de competición. Su objetivo principal, sin embargo, se centra en las jornadas montañosas. La organización ha salpicado de cumbres siete etapas, las que van desde el miércoles próximo (día 13) hasta el viernes 22, cuando una cronoescalada de 47,5 kilómetros ponga final oficioso a la lucha por el liderato. Quiere ello decir que más de la mitad de los días que restan para llegar a París, se los pasarán subiendo y bajando puertos. El Tour terminará en una cumbre en cuatro ocasiones, sin contar la cronoescalada. Es una cifra respetable, en consonancia con las ediciones más duras y montañosas de la gran carrera francesa. Quien diga que el recorrido lo ha diseñado un enemigo de Induráin tiene razón. También cabe afirmar que la paliza que le espera al pelotón es tan respetable que muy bien podría producirse un alto al fuego en alguna de las jornadas clave.

¿Podrá rescatar Rominger esos 2.28 minutos que le hacen falta?

Rominger no cuenta con demasiadas referencias a su favor. Los números son fieles al corredor español. Tendrá, pues, que abrir un nuevo camino e invertir una tendencia que permanece estática tras cuatro años de hegemonía. Rominger puede hacer algunos ejercicios con los números del pasado Tour o del último Giro, la única derrota conocida del español. Lo malo es que los datos del Giro 94 empiezan a perder valor: no era el verdadero Induráin, o al menos un Induráin cerca del 100% de forma.

La afición mantiene el recuerdo del pasado Giro y del duelo que mantuvo el líder español con el ruso Berzin. Pero es un recuerdo engañoso: a pesar de que quedó grabada la imagen de Induráin tratando de superar una pájara bien pasado el Mortirolo, el balance montañoso declaró vencedor a Berzin por el no muy amplio margen de 31 segundos. Berzin ganó el Giro en las contrarreloj, que fue donde obtuvo una ventaja que el español no pudo superar.

Las cuentas de Rominger respecto al Tour de 1993 son intrascendentes: su ventaja en la montaña fue de tan solo tres segundos. Por lo tanto, nadie ha logrado siquiera un minuto de ventaja sobre Induráin en la montaña.

Números aparte, queda la estrategia. Induráin ocupa su sillón predilecto, el de líder con una ventaja interesante para administrar en la montaña. No ha de atacar. No ha de tomar la iniciativa. Rominger tiene trabajo por delante.

"Lo más duro está por llegari"

Miguel Induráin, tras su victoria, se colocó líder y apostó por la prudencia: "Lo más duro está por llegar". Sin embargo, también afirmó: "Toda la ventaja que se adquiera ante la montaña es buena. Ahora podré correr de la manera que mejor sé".Admitió que la clave de la contrarreloj fue coger el ritmo adecuado: "Veníamos de etapas muy largas en el llano y era normal que se pudieran pagar los esfuerzos en cuanto se metieran los grandes desarrollos. Lo importante era coger el ritmo, regular y marchar cómodo para abrir diferencias".

"He salido a tope", añadió'e1 corredor navarro. "Sabía que tenía que aprovechar la oportunidad de esta etapa para afrontar con las mejores garantías posibles las próximas jornadas de montaña. La etapa ha sido dura, no sólo por el recorrido, sino también por el calor que ha hecho. La zona donde más sufrí fue la del final. Iba con las fuerzas justas y costaba mucho ir a tope. Ahí es donde echas el resto. Ahora no queda más remedio que intentar defender el liderato ya qué tenemos ventaja sobre los rivales. El equipo está mentalizado para defenderse de los ataques, que vendrán".

No menospreció al rival ante la ventaja adquirida, como tampoco a los demás: "Hay tiempo para valorar las distancias que se han abierto, pero no sólo con respecto a Rominger, sino ante los demás".

Tony Rominger, por su parte, aceptó la superioridad de Induráin: "Es el más fuerte. Yo he disputado la etapa al máximo de mis posibilidades y me he quedado a dos

minutos. Lo que pueda pasar en la montaña no lo sé ahora". El suizo atribuyó su diferencia con Induráin al pinchazo que su frió, que le hizo per der 20 segundos. "Ahora estoy obligado a atacar desde mañana mismo [por hoy]. No obstante, en este Tour ya no quedan etapas favorables a Induráin".

Su director, Juan Fernández, garantizó el espectáculo en la montaña: "Ganar el Tour va a ser dificil, porque Induráin ha demostrado que está muy bien, pero no nos vamos a quedar quietos".

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