La carrera, bajo el mar
Los equipos, según iban llegando a la meta, desaparecían bajo el Eurotúnel. Apenas una parada en la línea de llegada, breves comentarios a la prensa, cambio de indumentaria y al tren. Media hora más tarde salían a Inglaterra por debajo del mar y la tierra, para dirigirse al hotel a ducharse. Había sido una jornada como otra cualquiera, sino fuera por la circunstancia. histórica del cruce del canal: los ciclistas sobrellevan estas maniobras publicitario propagandisticas con indudable frialdad. Tan acostumbrados están a sufrir que estas alteraciones no les afectan. Esta aparente normalidad supuso un gasto de cuarenta millones de pesetas, sufragadas íntegramente por la sociedad que explota el túnel bajo el canal de la Mancha."El Tour supone un formidable escaparate para el Eurotúnel y la promoción que ello va a representar no tiene precio" xplica Hugues de Jessey, responsable de comunicación de la empresa. "Además, el transporte de toda la caravana del Tour en un tiempo récord nos va a servir de auténtica prueba para el futuro". Eso era la teoría. En la práctica sólo los ciclistas viajaron sin demora. El resto de la caravana entretuvo cuatro horas en la misión. El traslado por ferry no habría tomado más de 90 minutos. "No estábamos preparados para tanto coche particular" se disculparon los responsables del Eurotúnel.
El paso del Tour hacia Inglaterra significó el traslado de 1.200 vehículos, incluidos camiones de gran tonelaje, y 3.500 personas, cifra récord en los dos meses que lleva abierto, pues aún se encuentra en fase de experimentación. Mientras duró la operación de traslado del Tour desde Calais a Folkestone, realizada principalmente entre las cinco y las ocho de la tarde, el Eurotúnel permaneció prácticamente cerrado al público.
El regreso al continente se realizará la noche del jueves, ya por medios convencionales: corredores en avión y el resto de la caravana en barco.
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