Induráin y Rominger se emplazan para el final

Pasadas las seis de la tarde, no mucho más de cinco minutos, se sabrá en qué forma se ha presentado Miguel Induráin al Tour. También, cómo le ha sentado a Tony Rommiger su concentración en las montañas de Estados Unidos. Para entonces, el prólogo habrá terminado y, aunque corto y protocolario, servirá de barómetro, para predecir qué puede pasar. Los dos protagonistas tienen ganas de probarse, de saber hasta dónde pueden llegar y, sobre todo, de ver cómo está el contrario. El que puede ser el cuarto Tour consecutivo de Induráin comienza hoy en Lille, al norte de Francia.

Son siete kilómetros con seis curvas y sin un centímetro de elevación, que transcurren por amplias avenidas. Las diferencias no pueden ser grandes. Induráin quizá ni siquiera gane, porque hay especialistas contrarreloj que se han preparado para ser hoy los más rápidos. Si gana, es que está que se sale, porque la preparación que ha llevado no le sitúa esta tarde al 100%. La máxima forma la alcanzará dentro de diez días, para cuando se desencadene la gran batalla. Rominger sigue exactamente la misma preparación. Comenzar una prueba de 22 días en la máxima forma significaría que el rendimiento nunca podría ir ya a más. Así que hay que ir con paciencia, cogiendo la forma y -sin, cometer osadías.Induráin sabe el recorrido que le espera de memoria, o sea, que cada noche, esperando el sueño, se lo ha debido hacer media do cena de veces. Es lo que hacen los campeones. Se le pregunta por la etapa más difícil y recita el trayecto de principio a fin. Así es cómo contempla este Tour: "La contrarreloj por equipos es una etapa complicada. La vimos el jueves y es difícil, con curvas, re pechos y cambios de dirección, lo que hace muy variable el viento. Va a hacer falta mucha labor de equipo para quedar bien. En Inglaterra tampoco va a estar la cosa, fácil porque hay repechos duros que plantearán batalla; puede haber peligro ahí. Luego sí es fácil todo hasta la contrarreloj individual, que no presenta dificultades. La primera ascensión a los Pirineos tendrá únicamente problemas porque llega de re pente en una etapa de muchos kilómetros, pero no es una ascensión dura. Después, nueva transición y subida al Mont Ventoux algo complicada. A continua ción el Alpe d'Huez, que es normal. El recorrido hacia Val Thorens si va a ser dificil y duro como al día siguiente, que no hay grandes puertos, pero sí constan tes subidas difíciles de controlar. Y para terminar, la cronoescalada, que no es dura".

El prólogo de esta tarde, ni lo nombra. Ni para bien, ni para mal. "Yo estoy bien", dice.. "Creo que en parecida forma a otros años. Hoy se verá. Tampoco me preocupa mucho el resultado. Hay tiempo en el Tour para ir mejorando y yo prefiero antes llegar justo que pasado de forma". O sea, que hasta la contrarreloj por equipos del martes no hay que inquietarse, ni tampoco echar las campanas a vuelo. Pero hasta ese complicado día se muestra Induráin tranquilo: "Hemos traído un equipo muy completo, para aguantar todo el llano que hay, y después que otros corredores tomen la responsabilidad en la montaña".

En el Banesto se produjo ayer por la mañana una baja, la de Zarrabeita, la revelación de la Vuelta, que quedó segundo, por delante de Delgado y único que hizo frente los primeros días a Rominger. Llegó a Lille afectado de una lumbalgia que fue a más y tuvo que ceder el sitio a otro compañero. Echávarri convocó a González Arrieta, que se incorporó ayer mismo al equipo.

No le preocupa el prólogo, en la contrarreloj se siente protegido por el quipo, del Alpe d'Huez dice que es normal... ¿Qué tienen las etapas de Val Thorens y la del día siguiente para que haya reflejado su inquietud en ellas? La de Val Thorens, con subidas previas al Glandon y La Madeleine, sólo 149 kilómetros, y la de después, 175, con tres subidas de puertos igualmente encadenadas. El corto kilometraje las transforma en etapas nerviosas de dificil control. Es lo que teme Induráin.

En vísperas del comienzo de la prueba, Induráin no ve sólo a Rominger como rival: "La carrera decidirá quien es el vencedor.

Rominger sale como favorito porque lleva una temporada buenísima, pero el Tour siempre es diferente. No tiene nada que ver con el resto. Por eso hay que contar también con la gente de siempre, los Bugno, Chiappucci, Mejía... A las dos semanas será cuando se podrá saber quiénes son los que están realmente bien. Hasta entonces todos los favoritos no lo somos más que sobre el papel".Esta misma opinión la comparte Rominger: "Somos muchos los que podemos ganar. Por eso hay que comenzar pronto, examinar las diferencias que depare la contrarreloj por equipos y a continuación se podrán aalizar las posibilidades de cada uno. De Induráin se dice que si está mal pero hasta ahora él ha sido siempre mejor que yo. ¿Que no ganó el Giro? Porque falló en la contrarreloj. ¿Y quién no tiene un día malo?

Este mismo planteamiento realiza Indurain para confirmar que nada indica que su declive haya comenzado: "Al Giro llegué muy justo de preparación, fue más disputado que nunca, con puertos durísimos y cuando acabó yo iba físicamente a más. Fallé en la contrarreloj y aún así fui cuarto. No está tan mal. No hay que alarmarse cuando todo tiene explicación. Rominger me apretó al final del Tour el año pasado porque él se jugaba el podio y yo no estaba a tope de salud. Aun así gané con cinco minutos de ventaja".

Rominger, en este sentido, reconoce la superioridad de Induráin: "En el Tour siempre gana el mejor. Escucho que este año me favorece el recorrido. Favorece al vencedor. ¿O es que Induráin no hubiera ganado igual los últimos tres años con otro recorrido? Yo lo que tengo que tratar es de que no me saque mucha diferencia en la contrarreloj llana de 60 kilómetros. No perder mucho tiempo ante el mejor especialista del mundo me daría entonces serias opciones a ganar. ¿Me ha bría favorecido entonces el recorrido? No, ganaría por haberle aguantado en su propio te rreno".

Induráin sí cree que favorece algo a Rominger: "Que haya cuatro llegadas en alto juega en su favor, pero tampoco demasiado. Si Rominger se convierte en un difícil rival no será por el recorrido, sino porque está en la misma forma, que en mayo cuando corrió y ganó su tercera Vuelta",