"Ahora los campeones de Wimbledon se formarán en mi pista"
En Aravaca, concretamente en el Real Club de Tenis López-Maeso, un empleado ducho en la materia se dedica en exclusiva a ver crecer la hierba. No es para menos. Después de dos intentos fallidos de instalar en España una pista vegetal, la tercera ha sido la vencida para José LópezMaeso (Puertollano, 1956), un tenista que hace una década formó parte del equipo español de Copa Davis siguiendo los pasos de su gran ídolo, Manuel Santana, campeón, entre otros, del padre de los torneos del Grand Slam, Wimbledon, cuya última edición comenzó el pasado lunes. Y Santana se llama la pista de hierba. Ha costado 10 millones y en su bautizo fueron padrinos los dos citados ex jugadores junto a Borg, Nastase, Vilas y Clerc. López-Maeso cumple el sueño de su vida y los futuros campeones acarician trofeos, Wimbledon incluido, con los pies en la hierba.
Pregunta. ¿Fue el clima lo que impidió que en España no hubiera ni una pista de hierba?
Respuesta. El clima y la carestía. Hemos hecho una réplica exacta de la más famosa pista central del mundo, la del All England Tennis Club of Wimbledon. Por eso, cuando me decidí a ponerla, conté desde el primer momento con los mejores especialistas, los que instalan y mantienen aquellas pistas. Mantener un césped traído de Inglaterra requiere un mimo muy especial.
P. ¿Le compensa?
R. Sí, porque mi escuela quiere formar figuras en pista rápida. España atraviesa una racha excelente. Sergi Bruguera ha demostrado que en tierra somos los mejores, pero Arantxa Sánchez Vicario ha tenido que marcharse a Estados Unidos para entrenarse en hierba. El año próximo la tendremos aquí.
P. ¿Cualquier miembro de su club podrá jugar en esa pista?
R. En principio la reservamos para los tenistas de élite, pensando sobre todo en la espinita de Wimbledon. Este club acaba de nacer, tiene apenas ocho meses, y ya tenemos a gente como Tati Rascón, subcampeón de España o Eva Giménez.
P. ¿Qué cualidades le pide la hierba al jugador?
R. Como bien dice Santana, lo primero es saber que entrenando mucho se puede jugar muy bien. Y hay que acortar el alcance de los golpes, sobre todo de fondo. Bruguera tendría que sincronizar mejor el saque y la subida a la red, pero es sólo cuestión de habituarse.
P. La afluencia de clientes puede ser enorme.
R. Lo primero es mi escuela, que funciona como entidad privada. Pero podría ocurrir que la federación propusiera algún tipo de colaboración. Formar parte de este club no es tan caro, y la escuela cuesta 75.000 pesetas mensuales, entrenando cada día de nueve de la mañana a una y media de la tarde. No llega a las 1.000 pesetas por hora. Y estás aquí, viendo la ciudad desde arriba, en pleno monte de El Pardo.
P. Usted, director general; Santana, asesor técnico y presidente...
R. Mi vida se desarrolló en torno al tenis, deporte al que llegué tarde, con 15 años, y la escuela es una vieja ilusión compartida con mi socio y amigo Paco Santos. Por el tenis dejé de estudiar, por él me quedé en Madrid y acabé sintiéndome madrileño. Sin haber sido una primera figura, creo tener cosas que enseñar. Los jugadores jóvenes y rápidos serán tenistas de élite, y mucho más que el riesgo o el dinero, nuestra apuesta está en ver a un español venciendo en Wimbledon como mucho dentro de un par de años.
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