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N. B. A.

El Houston fuerza el partido decisivo

La temporada de la NBA finalizará como mandan los cánones, con dos equipos guerreros disputando el título en un partido decisivo. El New York Knicks de Pat Riley -jugadores de poca elegancia y gran corazón- nunca triunfa por la vía fácil. El Houston Rockets tampoco. Es el representante de una ciudad tejana y temerosa que nunca ha celebrado una victoria en el SuperBowl, la serie mundial de béisbol, o en una final de la NBA. Si el Rockets desea pasar a la historia, deberá superar ahora la prueba máxima.Son dos equipos que prefieren jugar con la espalda a la pared. La victoria en cada uno de los seis partidos que se han celebrado fue definida por dos o tres jugadas claves en los últimos minutos. El resultado del domingo también fue digno de un partido de campeonato. La última jugada -un tapón de Olajuwon en el tiro de tres puntos de John Starks- fue la decisiva porque no quedaban más segundos. Hubo un protagonista para cada momento.

Starks marcó 16 puntos en el último tiempo, pero no quiso hablar con la prensa porque cometió un error en el último minuto, cuando el Knicks tenía la oportunidad de igualar el marcador a 84. Carl Herrera, reserva del Houston que ha brillado poco, sumó 12 puntos sin fallo. Posiblemente la jugada más grande fue la del base Kenny Smith. Su triple, tan sólo el cuarto que encesta en la final, puso arriba al Rockets por 84-77 a tres minutos. El Rockets se concedió la oportunidad de consagrarse. Catorce finales han necesitado un partido decisivo. Todas salvo tres las ha ganado el equipo la casa; en esta ocasión, el Houston.

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