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El desafío del año 2000

El mercado de las telecomunicaciones crecerá anualmente hasta fin de siglo el 7,2%, más del doble del conjunto de laeconomía

Andreu Missé

Durante los años cincuenta, Estados Unidos experimentó una gran transformación económica gracias a la modernización de su red de transportes. A mediados de esa década, el presidente Dwight D. Elsenhower firmó la Interstate Highways Act, que impulsó la construcción de una impresionante red de autopistas que permitió conectar todo el país. Las autopistas actuaron como un verdadero lubricante del crecimiento económico. En todo este proceso Albert Gore jugó un papel clave.Cuarenta años después, su hijo, Al Gore, vicepresidente de Estados Unidos, quiere repetir la apuesta. Pero en 40 años América ha cambiado mucho. Ahora ya no es la industria el motor de la economía. La fuerza reside en las telecomunicaciones y en la información. Es un fenómeno que también se registra en ciertos países de Europa y Asia. Un estudio de Banque Indosuez estimaba el mercado mundial de telecomunicaciones en 514.000 millones de dólares -unos 70 billones de pesetas- en 1991. Para el año 2000 se prevé un volumen de 776.000 millones de dólares -104 billones de pesetas-, lo que supone un crecimiento anual del 7,2%, más del doble que el conjunto de la economía.

Pero esta revolución se ha atascado en los últimos años. Las grandes innovaciones tecnológicas han multiplicado los servicios: telefonía móvil, videoconferencia, televisión por cable, televisión interactiva, telecompra, video on demand, prensa electrónica, telemedicina y educación a. distancia.

En Estados Unidos, esta eclosión tecnológica ha tropezado condos tipos de obstáculos: los límites legales que impiden a las compañías telefónicas acceder a la televisión por cable y la entrada de las empresas de este sector en el negocio telefónico. Este corsé legal y la crisis de algunas empresas de informática han forzado la búsqueda de soluciones imaginativas Contra la crisis. El vicepresidente Gore ha aceptado el reto. En enero pasado, presentó en Los Ángeles su proyecto de autopistas de la información. Se trata de suprimir las barreras legales, fomentar la inversión privada y garantizar la competencia. Hay también un'componente político importante: "Llevar la revolución de la información a cada aula, hospital y biblioteca antes de fin de siglo". ,

Grandes redes

Los avances en la fabricación de fibra óptica han aumentado espectacularmente la capacidad de transmisión. La ATT está haciendo experimentos que permiten la transmisión simultánea de 4.000 textos del Quijote íntegro por segundo a 13.000 kilómetros de distancia. Para dar salida a este potencial se precisan grandes redes que permitan su uso generalizado y a bajo precio.

Para algunos analistas, es la versión actual del keynesianismo. Sigue siendo determinante la voluntad del Estado de interve nir y estimular la economía. Pero ahora se trata de quitar trabas legales con una mano y estimular la industria con ayudas públicas con la otra. La National Infor mation Infrastructure de Esta dos Unidos ya consignó ayudas a la industria por valor de 75 mi llones de dólares en 1993, y de entre 180 y 250 millones para los años siguientes. Más de 200 grandes empresas utilizan ya las autopistas de información.

En Europa, con más desempleo, mayores trabas legales y, lo que es peor, fronteras más restrictivas, y con los nacionalismos rampantes, el reto es más difícil. España y Portugal, por ejemplo, sánimo político proceso de unificomo el presidente ón Europea, Jaca tomado concienalidad. Delors es ulsando un modeen Europa. Las redes están plasmadas europeas y desánimo político para acelerar el proceso de unificación. Nadie como el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, ha tomado conciencia de esta realidad. Delors es quien está impulsando un modelo keynesiano en Europa. Las ideas de Delors están plasmadas en el Libro Blanco del Crecimiento, la Competitividad y el Empleo, aprobado el pasado diciembre. Es un plan que persigue la creación de 15 millones de empleos entre 1994 y 1999. Se apoya especialmente en el desarrollo de las infraestructuras. Para redes de transporte y energía que prevén unas inversiones de 250.000 millones de ecus. En medio ambiente, ascienden a 174.000 millones de ecus. En las autopistas de la información, son de 150.000 millones de ecus. Pero este ambicioso plan se enfrenta a serios problemas financieros. Para su ejecución, la Comisión previó una aportación privada de unos 20.000 millones de ecus anuales procedentes de tres fuentes: 5.300 millones del presupuesto comunitario; 6.700 del Banco Europeo de Inversiones, y 8.000 millones en emisiones de la Unión Europea. Pero, tras la oposición de los ministros de Economía, la Comisión optó el pasado mes de abril por renunciar al endeudamiento como vía de financiación.

¿Pero es éste, realmente, el problema? Muchos analistas consideran que plantear el problema de financiación es un error. Sostienen que la verdadera incógnita es la demanda. Si hay demanda saldrá el dinero. Hay que ir adelante, pero todo depende de encontrar clientes que quieran pagar.

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