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Defensa ordena alerta máxima por la amenaza de atentado con coche bomba en Madrid antes del 12-J

El ministro de Defensa, Julián García Vargas, ha ordenado a los militares que extremen las medidas de. seguridad y autoprotec ción ante el convencimiento de que ETA intentará un nuevo atentado contra las Fuerzas Armadas antes del día 12, fecha de las elecciones europeas y andaluzas. Interiorteme que la banda terrorista intente una matanza en Madrid, mediante la explosión deun coche bomba, por lo que se han limitado drásticamente o suspendido temporalmente los autocares de militares y miembros de laGuardia Civil. También se han reforzado lasescoltas a los principales líderes en campaña.

El convencimiento de que ETA lia convertido a las Fuerzas Armadas en objetivo prioritario de sus crímenes, de que dispone de una infraestructura estable en Madrid y de que intentará mantener su macabro protagonismo (durante la campaña electoral ha llevado a Defensa a adoptar medidas extraordinarias de seguridad, al menos, hasta que pasen las elecciones.García Vargas se entrevistó el miércoles con su colega de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, recién llegado de París, Para analizar la actual escalada terrorista y las medidas preventivas que pueden adoptarse para minimizar sus efectos.

Ayer, el ministro aprovechó la presencia en el Cuartel General del Ejército de los miembros (de la cúpula militar -los tenientes generales José Rodrigo, José Faura e Ignacio Quintana y el almirante Juan José Romero-, quienes asistieron al funeral por el general Juan José Hernández Rovira, asesinado el miércoles en Madrid por pistoleros de ETA, para reunirse con ellos, ponerles al corriente de la información de que dispone la policía e instarles a extremar la precaución. El encuentro, de carácter informal, se prolongó durante unos 45 minutos y al mismo asistió también el director general de la Guardia Civil, Ferrán Cardenal.

Fuentes militares admiten que es imposible evitar asesinatos selectivos como el del general Rovira, quien seguía escrupulosamente las normas de autoprotección, pero sí se pueden dificultar los atentados masivos, como los dirigidos contra furgonetas.

Las exequias por el subdirector de Centros y Servicios del Ministerio de Defensa congregaron a varios cientos de personas en el patio de armas del Palacio de Buenavista. La plana mayor del departamento y de los tres ejércitos ocupaba varias filas, junte) a la zona reservada a los familiares, con la madre y seis de los siete hijos de la víctima al frente, ya que su esposa falleció el pasado año. Al otro lado del altar, con algunos vacíos, estaban las sillas de las autoridades civiles, encabezadas por el presidente regional, Joaquín Leguina, quien ocupó el asiento del ministro de Justicia e Interior.

Aunque el cielo estaba despejado sobre Madrid, la mañana era fría y desapacible en el interior del patio y un soldado tuvo que enganchar la bandera que cubría el féretro para impedir que el viento la arrastrara."Es lógico que las reiteradas heridas resulten demasiado sangrantes para los ciudadanos; que la existencia de estas bandas sea considerada por el pueblo español como baldón que envilece su imagen, particularmente la de aquellas comunidades que les han visto nacer, de cuyos componentes se han marginado y a los que pretenden imponer sus proyectos de muerte", dijo en la homilía el arzobispo castrense, José Manuel Estepa. Un amago de grito -"¡Asesinos!", creyeron oír algunos presentes a una mujer- fue ahogado por el toque de cometa. Los familiares del militar permanecieron en silencio; su madre, ya anciana, sorprendentemente entera, y sus cinco hijas, postradas, sosteniéndose entre sí, expuesto su dolor a las cámaras.El ministro García Vargas se dirigió al único hijo varón que asistió al acto para entregarle la Gran Cruz del Mérito Militar, concedida a Hernández Rovira a título póstumo, y luego fue saludando una a una a sus hermanas y abuela. Una de ellas se quedó inmóvil, en un desaire imperceptible, o quizá sólo anodada, ajena a cuanto estaba sucediendo.

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Ocho generales cargaron el féretro y salieron del patio con paso titubeante. A primera hora de la tarde, los restos del militar fueron incinerados e en el cementerio de La Almudena (Madrid).[La Delegación del Gobierno en Madrid ha pedido que quien tenga algún dato que pueda conducir a los terroristas llame a los teléfonos 37130 33 y 37 130 34]

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