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Gastronomía torera

Un recorrido por los restaurantes y hoteles especializados en platos relacionados con la feria

Sopa de sangre de toro, lengua estofada al natural, rabo de toro o crema sol y sombra... La imaginación gastronómica durante estos días de feria taurina se destapa.La Feria de San Isidro significa temporada alta para los restaurantes, bares y hoteles de raigambre taurina. Los aficionados acuden cada tarde tras la corrida, en procesión, buscando, además de una buena ración de comentarios, una gastronomía muy concreta.

Empezar la jornada de buena mañana en la Venta del Batán (Casa de Campo) para admirar los toros que se lidiarán por la tarde no es mala idea.

El toque clásico lo marca el hotel WeIlington (Velázquez, 8), donde se reúne todo el mundillo. Tienen pantalla panorámica, donde se retransmiten continuamente corridas, exposición de pintura sobre el tema y menús especiales en su restaurante El Fogón, con platos tan variopintos como "huevos al revolcón" o "solomillo al tercio de vara". Otro hotel, clásico entre los clásicos, es el Victoria, hoy rebautizado como Reina Victoria, y que, situado en la plaza de Santa Ana, es el lugar elegido por numerosos toreros para hospedarse y donde se dan cita diversas peñas taurinas. Organizan menús específicos con oferta, como los "capote de pimientos del piquillo".

Peras grana y oro

El hotel Rafael Ventas, recientemente inaugurado, ofrecerá durante toda la feria unas jornadas de cocina taurina, con el clásico rabo de toro, lengua estofada o "peras grana y oro".

El Rabo de Oro (Ayala, 85) conjuga la parafernalia taurina -fotografías dedicadas de grandes toreros, carteles y muletas- con una clientela del barrio de Salamanca.

En Las Puyas (Azcona, 15) presumen de preparar un estofado con auténtico toro de lidia.

En La Venta de Leandro (Londres, 39) la carne de toro de lidia es la reina. Los de la Peña de la Chaquetilla y la Peña del 7 se pasan por allí -sede también del Club Taurino de Madrid- para degustar los escalopines San Isidro o el civet de toro de lidia que Leandro prepara diariamente para su clientela. Los trajes de luces de los dos Esplá están colocados en un lugar de honor y a partir de las diez de la noche comienza diariamente una tertulia. Galindo o César Rincón se pasan con frecuencia mientras dura la feria por Casa Ricardo (calle de Fernando el Católico, 31).

La Casa de Córdoba (Víctor de la Serna, 30) entrega, al final de la feria, sus trofeos taurinos. Toreros, ganaderos o picadores son habituales del lugar. En La Taberna de Antonio Sánchez (Mesón de Paredes, 13) siguen conservando todo tal y como estaba cuando se inauguró en 1830. Todos los dueños de esta casa han sido toreros y el actual, Francisco Cíes, no es una excepción. Ambiente taurino con un toque internacional, ya que las peñas de Bayona, Portugal o Nimes suelen ir por allí a tomarse un vino y picar algo o pasar a su restaurante, donde es costumbre preparar el rabo de toro durante todo el año.

Salvador (Barbieri, 12) o Currito, en la Casa de Campo, son otros dos clásicos de la gastronomía, donde el ambiente taurino continua vigente.

Pero además de bares o restaurantes hay dos carnicerías en la ciudad donde es posible comprar carne de toro de lidia. Tras pasar por las manos del matarife que lo descuartiza y el veterinario de rigor se vende la carne de los animales que acaban de morir.

Las Ventas realiza la convocatoria de un concurso para adjudicar a los dos mejores postores los restos de los toros que se lidian durante la temporada. Manuel Merilla y José Ramírez Moreno, ambos con carnicerías en las que el toro es una de sus especialidades, son los dos carniceros adjudicatarios de la contrata de este año.

A veces, en la misma plaza, el público se disputa las piezas más codiciadas, como es, por ejemplo, el rabo, que puede salir por unas mil quinientas pesetas.

Carnicería Ramírez (galería comercial), calle del Fuego, 30, puesto 7, Alcobendas. Carnicería Merilla, calle Real, San Sebastián de los Reyes.

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