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Una máquina de producir ideas

Marcel Bich, inventor de los productos desechables Bic, murió ayer en París

Enric González

Contribuyó a crear el mundo contemporáneo, pero él, aristócrata y reservado, perteneció a otra época. Marcel Bich, barón Bich, fundador y propietario de la compañía Bic, amasó una fortuna gracias a los productos desechables y la publicidad masiva. Sus bolígrafos, sus mecheros y sus hojas de afeitar se encuentran en todo el mundo. Bich, inventor genial, enemigo de las relaciones públicas y las comidas de negocios, murió ayer de madrugada en París, a los 79 años. El año pasado había entregado las riendas de la empresa a su hijo Bruno.El barón Bich nació en Turín (Italia) el 29 de julio de 1914, hijo de un noble de Saboya, el barón Aimé Bich, y de una acaudalada ciudadana francesa, Marie Muffat de Saint-Amour. Su primer negocio fue una tienda de artículos de escritorio, ampliada en 1945 con la compra de una pequeña fábrica francesa de estilográficas. En 1952 tuvo la idea que le haría rico: perfeccionar el bolígrafo, inventado por el húngaro Laszlo Biro, con una patente propia, la punta Bic.

El primer bolígrafo de Bic se comercializó en noviembre de 1953. En cuestión de semanas, las ventas subieron rápidamente hasta las 10.000 unidades diarias. En tres años, rebasaban las 250.000 unidades. En este momento, cada día se venden en todo el mundo 15 millones de bolígrafos Bic, y hay ejemplares en museos de diseño y de arte moderno. El conservador barón Bich afirmó una vez que su bolígrafo era "el único ejemplo conocido de socialismo auténtico".

El bolígrafo hubiera bastado para hacerle multimillonario. Pero el barón tuvo otros dos golpes de genio. En 1973, lanzó el encendedor desechable. En 1976, fue la maquinilla de afeitar desechable. Ambos productos obtuvieron un éxito formidable.

La "máquina de producir ideas", como se conocía al barón en medios empresariales, dejó de funcionar tras el mechero y la maquinilla. Las nuevas aventuras de Bic se saldaron con fracasos. La incursión en la fabricación de medias, iniciada en 1973 con la compra de la firma Dim, produjo pérdidas y concluyó con la venta de Dim a la sociedad estadounidense Sara Lee. Tampoco funcionaron la tentativa de introducirse en el mundo de la moda, con la sociedad Guy Laroche; la de vender lápices marca Comité; o la de producir perfumes en unidades desechables.

Los beneficios de bolígrafos, mecheros y maquinillas de afeitar fueron siempre suficientes, sin embargo, para encajar las pérdidas de otros inventos. Bic obtuvo en 1993 un beneficio neto de 396 millones de francos (unos 9.500 millones de pesetas), con una facturación de 6.000 millones de francos. El patrimonio personal del barón Bich se estimaba en 3.100 millones de francos, unos 74.000 millones de pesetas. Su gran afición era la náutica, y, pese a su carácter reservado, le gustaba que le fotografiaran en el puente de cualquiera de sus yates, feliz con su uniforme de almirante de opereta.

En 1993, el barón Bich cedió las riendas del negocio a su hijo Bruno, de 48 años, el menor de sus 11 descendientes, fruto de dos matrimonios y una unión sentimental. Aunque Bic cotizaba en la Bolsa de París desde 1972, casi el 40% del capital estaba en manos del propio barón. Édouard Buffard, amigo y sociode toda la vida, poseía otro 7,3%.

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