_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Recitales

Juan José Millás

Algunos de los que en el 82 nos colocamos al lado del PSOE para cambiar el mundo, o sea, para modificar la realidad (ya conocen el discurso), teníamos entonces hijos pequeños. Aquellos niños, que (cómo pasa el tiempo) nos sacan ahora la cabeza, el dinero y a veces los colores, han salido mayormente objetores de conciencia, cuando no insumisos. Tampoco es raro que hayan salido así, si recordamos los recitales anti-OTAN, presididos por González y Guerra, que tuvieron que aguantar los pobres, a pleno sol, sobre nuestros hombros.Algunos de aquellos niños, cuyo peso añoramos, han estado o están en la cárcel por ser coherentes con nuestros recitales, y no se lo podemos reprochar: les salieron los dientes oyendo a Paco Ibáñez. Otros están en universidades que detestan, o en el paro. Les prometimos que íbamos a cambiar el mundo, a modificar la realidad (ya saben), y los pobres se encuentran perplejos frente a un páramo sin horizonte. Ahora a los insumisos les van a quitar el carné de conducir, además de prohibirles mantener relaciones con el Estado. Casi mejor, porque con la cantidad de materia fecal que está apareciendo dentro de ese Estado, un chico sano puede cogernos cualquier cosa.

Yo no sé en qué línea de pensamiento habrán trabajado los expertos en campañas del PSOE para reclamar nuestro voto en las europeas, pero, si me permiten un consejo, les diría que se acuerden de aquellos niños que perdieron la infancia en un recital. O sea, que les expliquen a ellos y a sus padres cómo puede uno regresar a casa, después de haberles votado, sin que se le caiga la cara de vergüenza. Decía un personaje de Le Carré que el secreto de la vida consiste en hacerse viejo sin hacerse mejor. Quizá sea cierto, pero no es lo que aprendieron sobre nuestros hombros.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_