"El reparto del empleo, queramos o no, va a presidir el fin de siglo"
José Antonio Griñán, 48 años, vive un momento agridulce. Ha conseguido, pese a una huelga general, que la reforma laboral esté lista para publicarse en el Boletín Oficial del Estado. Pero le preocupa enormemente el momento de crispación que se vive en la sociedad española, "los odios" que se respiran el deterioro de la convivencia entre los políticos.
Los últimos datos de la Encuesta de Población Activa, que eleva el paro a casi 3,8 millones de personas, no han dejado contento al ministro de Trabajo. José Antonio Griñán prefiere "desentrañar el paro, antes que cuantificarlo". Por primera vez, un dirigente socialista español admite la necesidad del reparto del trabajo como política para luchar contra el paro. Entiende que es un debate inevitable para los próximos años.Pregunta. Una de cada cuatro personas que quiere trabajar no encuentra empleo. Pero, además, el paro ahora afecta a todas las edades y clases socialel.
Respuesta. A mí me parece mejor que cuantificar el paro, desentrañarlo. Y cuando lo analizamos nos damos cuenta de que hay serios problemas en determinados colectivos como las personas infracualificadas, y que está apareciendo un número bastante importante de cabezas de familia que también están en desempleo. Por eso la primera acción política que hay que hacer es actuar sobre los focos que están sufriendo más la consecuencia de la crisis. Eso es lo que se ha pretendido con la reforma laboral. Introducir elementos que hagan que los que están discriminados por el mercado de trabajo encuentren una equiparación con aquellos otros que no lo están.
P. Esa reforma va a permitir, en el mejor de los casos, empleo más barato y un aumento relativo de puestos de trabajo. ¿Es suficiente con eso? ¿No hacen falta medidas adicionales como el reparto del empleo?
R. Niego la mayor. La reforma va a permitir tener empleo a personas que antes no se colocaban. Cualitativamente es el paso profundo de la situación de desesperación que lleva el paro a una situación de esperanza. Pero evidentemente que el futuro, y estoy hablando del medio plazo, va a implicar el que tengamos que analizar fórmulas de reparto. Sin duda que sí. Pero fórmulas de reparto honestas
P. ¿Por ejemplo?
R. Aquí hay tres elementos a tener en cuenta: tiempo de trabajo, precio del trabajo y productividad. Y no podemos hacer trampa. Si no medimos las tres variables conjuntamente, lo que se puede producir es, o un enriquecimiento injusto de los empresarios sin la correspondiente creación de empleo, o que disminuya el tiempo de trabajo de los ocupados, pero no aumente el número de ocupados. El reparto del empleo es un debate que, queramos o no queramos, va a presidir el final de este siglo y el principio del que viene.
P. Su partido hasta ahora era reacio a admitir esa tesis. ¿Ha habido un cambio?
R. Estoy hablando yo, como ministro de Trabajo y como estudioso del tema. Esto no lo he discutido en el partido nunca. Es verdad que ha habido siempre una tendencia maniquea. La izquierda decía: disminuimos el tiempo de trabajo, pero no disminuimos proporcionalmente los salarios, sino un poquito menos. Y la derecha decía: lo que hay que hacer es trabajar más. Y claro, ante dos tesis tan contradictorias una de otra, el debate era imposible. En todo caso, se va a hacer. Y si no es así, las economías europeas, a principios del siglo que viene, pueden encontrarse con tasas de paro superiores al 25%.
P. Los sindicatos ya han empezado a aceptar esa reducción salarial.
R. Sí, aunque no lo digan lo están haciendo.
P. Bueno, UGT lo aprobó en su congreso de abril.
R. Hay casos muy concretos de empresas donde se ha producido y me parece un magnífico ejercicio de solidaridad. Y también lo ha dicho la patronal, ¿eh?, no sólo los sindicatos. La patronal también ha dicho que está dispuesta a negociar mantenimiento de plantillas más que a negociar salarios, a no cambiar salarios por empleo. Y me parece muy bien, porque la fuente de derecho en el reparto o la reducción del puesto de trabajo no va a ser el Parlamento, van a ser las unidades de negociación en cada centro de trabajo.
P. ¿No teme un luvión de despidos cuando entre en vigor la reforma?
R. No. No lo temo
P. ¿Y que se cambien contratos ahora más caros por los nuevos más baratos?
R. Eso no se está produciendo y, si lo hay, es la excepción de la norma.
P. ¿Puede ser que gran parte de los contratos de aprendizaje estén sirviendo para hacer aflorar economía sumergida?
R. Pues no me importaría que fuera así. Me encantaría.
P. Se está produciendo un cambio de cultura y desde medios oficiales se cuestiona el puesto de trabajo fijo.
R. Lo que se ha dicho en medios oficiales es que esa cultura del trabajo de por vida se está terminando; pero no aquí, en todo el mundo. En la Europa comunitaria, el promedio de permanencia de un trabajador en una empresa está en dos años. Esa cultura del trabajo de por vida del cabeza de familia, que es el único que trabaja, con un contrato de trabajo estable, con poca movilidad y permanencia en la misma empresa es algo que ha cambiado. Y es así porque ha cambiado el modelo de producción, el de las grandes corporaciones industriales, que ya no existen. Eso se ha sustituido por un fenómeno de descentralización productiva.
P. La mayoría de los parados aceptaría cambiar de oficio y categoría para encontrar empleo. Y los menores de 30 años están dispuestos a aceptar empleos muy por debajo de sus posibilidades.
R. Eso es verdad. El empleo que se puede ir creando es menos rico en contenido.
P. ¿No esperaban más apoyo de la patronal CEOE a unas medidas que favorecen en todo a los empresarios?
R. No, en todo no. Ellos querían también la ultractividad y un despido distinto.
P. Pese a todo, les favorece.
R. No, favorece a los trabajadores y al empleo. Naturalmente que favorece también a las empresas, pero esta reforma es la posible hoy y no es la reforma que habrían hecho los empresarios o los sindicatos. Es la que ha querido este Gobierno.
P. ¿Qué va a pasar con la ley de huelga?
R. Ya veremos. El programa electoral dice que se aprobará en esta legislatura y la aprobaremos.
P. ¿La nueva ley de protección de desempleo va a contener más recortes y reformas de las prestaciones?
R. ¡Qué manía con los recortes! No. Lo que se pretende es refundir toda la normativa.
P. No es manía con los recortes. Es miedo a que los haya.
R. Yo no tendría miedo a los recortes. Nunca ha habido en la historia de España tanta cobertura al desempleo como ahora; ni tanta cobertura de pensiones, ni sanitaria.
P. Pero nunca ha habido tanto paro.
R. Según el paro registrado, en 1988 había más desempleo que ahora.
P. Según la EPA, ahora hay más.
R. No voy a dar más crédito al dato que sea peor.
"El reparto del empleo, queramos o no, va a presidir el fin de siglo
P. ¿Cree que las personas que tienen alrededor de 40 años deben de ir corriendo a hacerse un plan de pensiones?R. Yo tengo 48 años y no lo tengo.
P. ¿Y está tranquilo respecto al futuro de las pensiones públicas?
R. Sí, estoy tranquilo si siguen gobernando los socialistas. Tampoco lo tiene mi mujer porque confiamos en el Estado, que es quien tiene la mejor garantía. Los fondos de pensiones son un buen instrumento, pero no tienen por qué sustituir a la pensión de la Seguridad Social pública, sino ser complementarios.
P. Los dirigentes sindicales han hecho ofertas de diálogo y el Gobierno no ha dado ninguna respuesta.
R. Se han dirigido por carta a la patronal y van a iniciar un diálogo. El Gobierno está dispuesto a colaborar en la sustitución de las ordenanzas con un equipo que ya ha formado el secretario general de Empleo. Por tanto, habrá un apoyo al diálogo más importante que se tiene que producir, que es entre sindicatos y empresarios. Nosotros vamos a seguir hablando con ellos de salud laboral, de la reforma del desempleo y otros temas.
P. La UGT está haciendo la renovación generacional y CC OO ya la hizo ¿no cree que en la patronal también sería necesaria?
R. ¿CC OO ha hecho la renovación?
P. Creemos que sí.
R. A mí me dan lo mismo las personas. Lo importante es las políticas que hagan.
P. ¿Y le parece buena la que están haciendo?
R. Las últimas declaraciones son magníficas. Las de UGT, las de CC OO y las de la patronal.
P. ¿Le parece magnífico que José María Cuevas haya pedido el voto para Abel Matutes, candidato del Partido Popular a las elecciones europeas?
R. Me parece un error, porque está pidiendo el voto para unja fuerza política de la que todos desconocemos su programa. No sabemos si actúa como dirigente de esa fuerza política, o es que esa fuerza política va a hacer el programa de la CEOE. A mí me parece que los sindicatos y las patronales no deben pedir el voto para una fuerza política.
P. Entonces le parecería normal que Nicolás Redondo no pidiera el voto para el PSOE.
R. No debe hacerlo. Yo creo en la autonomía sindical.
P. ¿Echan de menos a Redondo?
R. Ahora mismo me entiendo muy bien con Cándido Méndez.
P. La crisis política y los escándalos de corrupción ¿no están provocando una sensación de provisionalidad y una paralización en las tareas de Gobierno?
R. En este Ministerio es difícil hablar de paralización. Lo que sí veo es que, la situación política está muy encrespada y eso supone, primero, un deterioro de la convivencia entre los políticos; segundo, una crisis que puede afectar a la credibilidad de los políticos. Eso, sin duda, tiene transcendencia en todos los ámbitos. Y es particularmente incómodo el momento que estamos viviendo. Incluso me asusta la capacidad de compartir odios que puede llegar a tener la gente. La política vive de las discrepancias y las diferencias, pero está situación de crispación que vivimos me parece particularmente deplorable.
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