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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Historia de Madrid

José María Álvarez del Manzano fue hace muchos años alcalde de Madrid. Su mandato fue efímero, confuso y arcaico. Al finalizar éste le relegaron al lugar del que nunca debió salir: una oficina de madera carcomida, con su nombre en letras góticas impreso sobre el vidrio esmerilado de la puerta. Allí agonizó políticamente entre fotos de Juan Pablo Il inaugurando la catedral de la Almudena, ahora convertida en unos multicines bastante más concurridos que aquel extravagante templo. En esa oficina, que bien podría haber estado decorada por Franco, surgían por todos los cajones proyectos de túneles ilógicos que convertirían las calles de Madrid en piscinas de humo negro donde los coches flotaban como submarinos. Pero, según cuentan los cronistas de aquel final de siglo, por lo único que fue recordado este anacrónico personaje fue por un extraño proyectil que colocó en medio del parque del Retiro. Coronaba ese proyectil de nueve metros una Virgen María de piedra. De repente, este artefacto comenzó a hacer milagros: desapareció, en 200 metros a la redonda, toda la vegetación existente; aparecieron en su lugar individuos que adoraban aquel monolito de piedra.Y lo más curioso es que un buen día el cohete despegó hacia el cielo con su inmóvil tripulante, siendo luego destruido por invadir el espacio de exclusión aérea iraquí. Desde ese día, los madrileños recordamos ese rincón del Retiro como la colina del cabo Cañaveral.-

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