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Estudiantes pone más empeño

JUANMA ITURRIAGAEstudiantes fue a por todas, mientras que el Madrid se personó en el Palacio a verlas venir. Resultado: la eliminatoria continúa. Ganó el equipo que puso más interés en el encuentro, salió concentrado desde el salto inicial, jugó con decisión, salvo una parálisis de cuatro minutos en el segundo tiempo, y supo llevar el partido por los caminos que más le convenía. El Madrid transitó siempre a remolque, como si necesitase ir con más de 10 puntos de desventaja para lograr concentrarse lo suficiente en el juego.

Estudiantes recuperó virtudes de otros tiempos más venturosos. Saltó a la cancha con una idea fija: acelerar los latidos del partido hasta la taquicardia. Con ello buscaba dos efectos: no tener tiempo para la duda y, de paso, sacar del partido a Sabonis. El lituano siempre sufre dificultades cuando el balón va de un lado a otro en menos tiempo del recomendable para él. Herreros se tomó la consigna como algo personal y decidió cargarse al equipo en su espalda. Sus primeros 15 minutos fueron salvajes, sólo al alcance de los elegidos. Ni Santos ni Biriukov pudieron capear el temporal desatado por el alero estudiantil. Veintiún puntos de todos los colores y una intensidad extrema catapultaron al Estudiantes (36-23, minuto 13).

El huracán

El huracán Herreros desnudó casi por completo al Madrid y convirtió una suposición labrada en los últimos partidos en un dato. Su jerarquía ofensiva ha variado, y Sabonis ha dejado de mandar. Ahora el jefe se llama Arlauckas. Los hombres exteriores le buscan, y él, cuando coge el balón, se la juega en un alto porcentaje. Hasta ayer atesoraba 25 puntos por encuentro en los play-offs, e hizo 23, o sea, que cumplió con sus números en ataque.

Sabonis se quedó en 10, y por momentos volvió a ser el espectador que ya se vio frente al Joventut, por poner un ejemplo. Que cada uno saque sus propias consecuencias, aunque reconvertir al mejor jugador europeo para coger rebotes y poner algún que otro tapón no parece una buena decisión, y merece una autorreflexión conjunta.

Las constantes vitales se estabilizaron cuando Herreros visitó por primera vez el banquillo por las faltas personales, aunque mantuvo siempre vivo el duelo de los triples. Arlauckas era casi la única referencia ofensiva del Madrid, y Orenga tapaba agujeros. Entonces le tocó el turno a la esperada resurrección de Cjveticanin.

El Yeti está lento, lógico después de las dos operaciones, pero la cabeza no le ha dejado de funcionar. Cuando vio que Herreros perdía fuelle, reaccionó como mandan los cánones. Acaparó balón, lanzó con precisión e intentó que sus deficiencias defensivas no fuesen aprovechadas. Volvió a colocar a Estudiantes en una distancia correcta (70-58, minuto 22) y se fue al banquillo a tomar aire.

¿Qué hizo el Madrid? Apretar los dientes y encomendarse otra vez a Arlauckas. Miguel Ángel Martín, entrenador del Estudiantes, lo vio claro y se sacó de la manga una jugada maestra. Una zona 1-4 con Schlegel sobre el norteamericano que acabó con el poder anotador de Arlauckas y de rebote, con el de todo el Madrid.

La eliminatoria sigue adelante, y si el Estudiantes permanece en el alambre sin, red, al Real Madrid ya sólo le queda una oportunidad para no acabar en esta misma situación. Herreros, Cjeveticanin y Orenga piden guerra. Es de suponer que el domingo la tendrán.

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