Una lección de periodismo
"No sé por qué, pero siempre que no gano nada estoy de buen humor. Cuando llevo al primero estoy de mírame y no me toques". Preámbulo para una lección de periodismo. Javier Mínguez, director del Banesto, está relajado.Prólogo: todas las mañanas, Mínguez y el resto de directores se apoyan en el capó de su coche y aguantan el chaparrón. El periodista acude a la salida con un par de historietas en el coco y busca quién les dé valor. Y se encuentra delante con un torero. "Al principio era ingenuo", dice el director del Banesto, "y entraba a todos los trapos que me tendían. Ahora, al revés, agarro la muleta y me los llevo para aquí, para allá". Y más maestro se siente aún.
Empieza la lección: "Tenéis que ser como los pescadores. Tender la caña y no tener prisa. Algo caerá. Si vais agobiando, el pez lo nota y no traga. Paciencia, que algo caerá. Si venís de frente y apresurados, díme esto y lo otro, yo os toreo. O puede que no tenga un día bueno y no pueda deciros nada".
Lo cual no quiere decir que pase de los plumillas. "He sido quizás el único director que he dicho a los corredores que en la Vuelta hay dos carreras: la que ellos corren y la de los periodistas. Y que tienen que ayudarlos".
De algo puede preciarse el técnico vallisoletano: su padre tenía un nombre italiano e inclasificable. "Estaba mi abuelo, dulzainero y alcalde, leyendo el periódico y leyó no sé dónde Monglorio. Y dijo a mi. abuela: así se llamará el chico". Monglorio en italiano significa Monte glorioso, pero curiosamente, ni en Italia ni en España Mínguez ha dado con nadie que se llamara así. Lo que no deja de ser una ventaja.
"Yo, si voy por la carretera y oigo gritar Mínguez, Mínguez, ni caso; pero si alguien me llama Monglorio me paro y me digo: 'éste es algún buen conocido'. En sus tiempos de corredor, medio pelotón le llamaba Monglorio. Mínguez, sin duda, es un director muy particular.
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