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Leoni, el más puro

El 'sprinter' italiano devolvió la limpieza y el orgullo a las llegadas

Carlos Arribas

Tanto remar para acabar en la orilla. Adriano Baffi, el primer protagonista de la Vuelta, abandonó ayer la carrera por la puerta de atrás. El mejor equipo para las llegadas, el Saeco, se ha visto en un abrir y cerrar de ojos sin protagonistas. Y sin haber podido llevarse un mal trofeo al hotel. Cipollini, accidentado, y Baffi, emético, han dejado al cazador sin pieza. Un tercer italiano, el bravo Endrio Leoni (Jolly), oportunista normalmente en el Giro, se aprovechó y se impuso en Córdoba.Baffi, ahora se sabe, había dormido mal la noche del accidente de su compañero de equipo Cipollini; el miércoles ya le dolía la tripa, aunque logró quedar segundo en la etapa y seguir arañando segundos en las metas volantes bonificadas. Ayer no pudo más con su nerviosismo. El estómago se rebeló. Entre vómitos anduvo, siguiendo a duras penas el ritmo del pelotón. En el kilómetro 182, en una zona de subidas y bajadas, puso pie a tierra. Se metió en el segundo coche de su equipo y dijo ciao. Leoni miró al cielo y rezó.

El estilo del Giro, no sólo en las llegadas, se ha apoderado en la Vuelta. Ni el pelotón va tan rápido como en el Tour, donde los equipos llaneros someten a los resistentes a torturas de a más de 40 a la hora, ni los. cortes y la anarquía son los dominantes como en las históricas Vueltas, las que hacían a la ronda española temible. Ahora no. Un poco de transitar tranquilo y a sudar al final. O ha subido la calidad media o ha bajado la calidad mínima.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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