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El apocalipsis según Carrascal

El carismático comentarista asiste impertérrito cada noche al derrumbe de Occidente

Antes de la llegada de José María Carrascal a la pequeña pantalla, los noticiarios televisivos eran, o pretendían ser, neutros, rigurosos y de una corrección rayana en el aburrimiento. Carrascal decidió que, por lo que a él respectaba, esa manera de plantear los telediarios había pasado a la historia: decidió crear el noticiario en primera persona y convertirse en el colega favorito del espectador, en el personaje que interpretaba la realidad y se la da traducida en lenguaje llano, en el moralista moderno que echaba un vistazo al mundo, arruga la nariz ante el hedor que éste emite, y ofrece su versión de los hechos con cara de estar pensando: "Éste es un trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo".

Su noticiario de la una de la madrugada en Antena 3 atrapa a la inmensa mayoría de insomnes que a esa hora ven la televisión. Incluso quienes le odiábamos hemos acabado por reconocer que sus cualidades de comunicador son notables. Y es que no hace falta estar de acuerdo con Carrascal para darse cuenta de que ha conseguido su objetivo: conectar con el español medio que se frustra ante los bustos parlantes y que necesita enterarse de lo mal que está todo a través de un amigo socarrón con blazer azul y corbata cantona. Con esa mueca tan suya de "a mí no me la dan con queso" se ha convertido en el elemento que le distingue. Así pertrechado, Carrascal ya puede meterse el publico en el bolsillo y dedicarse, noche tras noche, a explicar su visión de la realidad, fácilmente resumible en el siguiente lema: "Todo está fatal en el mundo en general y en España en particular". Por lo que respecta a la situación en el extranjero, Carrascal cree que es competencia de los norteamericanos poner orden. A tal efecto, y basándose en sus largos años de permanencia en Estados Unidos, no pierde la oportunidad de decirle a Bill Clinton lo que tiene que hacer. En cuanto a España, Carrascal es muy consciente de que el PSOE tiene la culpa de todo. La pasada semana, contó así lo que ocurrió:

LUNES 18

No se puede empezar mejor: nada menos que el debate en el Congreso sobre el estado de la nación. La cosa está caldeada. Todo parece indicar que Luis Roldán era un chorizo de cuidado y que Mariano Rubio no le iba a la zaga. No hay duda de que Carrascal se relame de gusto y que se dispone, como de costumbre, a cantarlas bien claras y a poner a caldo a más de uno y más de dos. Siempre decidido a clavar una nueva tachuela en el ataúd de Felipe González, no se da cuenta de que el presidente del Gobierno no necesita para eso ayudas externas, pues con el personal que tiene en casa ya va servido. Pero Carrascal, cuando la situación lo requiere, siempre está dispuesto a echar una mano. Tras cepillarse de un plumazo otros asuntos menos urgentes (el paro, el terrorismo y otras futesas), llega a su momento culminante de cada noche: el comentario. ¿A que no saben a quién va dedicado? Pues sí, a Felipe González. En esta ocasión destaca la legendaria habilidad del presidente para hablar durante horas sin decir nada y para "vender burras ciegas, sordas y cojitrancas". Después del comentario, en la mejor tradición del NoDo de Matías Prats, se marca un reportaje sobre lo bonita que es Sevilla durante la Feria de Abril y aquí paz y después gloria. A eso de la una y media se despide de sus leales con la sonrisa en los labios.

MARTES 19

Esa noche llego tarde al telediario de Carrascal. ¿Culpable?: uno de mis canales autonómicos, que emite un concierto de Roxy Music. El periodismo es un sacerdocio, de acuerdo, pero ningún jurado podrá condenarme por preferir las canciones de Bryan Ferry a las jeremiadas de Carrascal. Continúa el debate sobre el estado de la nación: ¡basura para regalar, amigos!, ¡hay más mierda en el Congreso que en los establos de Augías! El comentario, ¡oh, sorpresa!, vuelve a estar dedicado a Felipe González. Política internacional: reprimenda a Bill Clinton por no dar un palo al agua. Los serbios están machacando Gorazde y usted, mientras tanto, tocando el saxofón, viene a decir el periodista. Carrascal pasa de las matanzas en Yugoslavia al asesinato de rinocerontes en África. Conclusión del comentarista: si el hombre es malo con el hombre, con los animales ya se porta como un auténtico canalla.

MIÉRCOLES 20

Esta noche Carrascal se supera a sí mismo a la hora del comentario y consigue una de sus mejores piezas oratorias de todos los tiempos. El tema es la corrupción, y eso le permite a nuestro héroe, a la voz de los sin voz, establecer una serie de sutiles diferencias entre los protagonistas de las dos últimas catástrofes del Gobierno, Luis Roldán y Mariano Rubio. Según Carrascal, a Rubio le están dando más que a una estera porque no se sabe defender y porque no se ha guardado las espaldas. Si, como el ex director de la Guardia Civil, tuviera unos kilos de basura en casa con los que salpicar a sus compañeros de partido otro gallo le cantaría. Tras perdonarle la vida al ex gobernador del Banco de España, la toma con Roldán. El retrato que se marca de él es colosal y el espectador se queda convencido de que este estafador chapucero acabará entrando en la historia mundial del crimen junto a Jack el Destripador, el asesino de Milwaukee y el líder de los davidianos. "Cuidado con él", nos advierte Carrascal, "que éste es de los que tiran de navaja".

JUEVES 21

El programa empieza con imágenes de impacto. Ha descubierto que en Singapur se aplican castigos corporales a los delincuentes, y es evidente que tal medida le parece muy justa. Si a él le dejaran, más de uno se iba a llevar unos cuantos zurriagazos. Empiezan las reprimendas. Clinton se lleva la suya y vuelta a Roldán. El comentario tiene por protagonista a Baltasar Garzón. Carrascal está de su parte, aunque sólo sea porque el juez ha estado a punto de pasar de la disciplina de partido y hacerle la pascua al PSOE. Como considera que lleva días sin tomarla con los nacionalistas catalanes, nuestro hombre nos informa de cómo sigue el caso de Casinos de Cataluña. Una vez más, a Carrascal no se la dan: si alguna vez es necesario un testigo de cargo para meter a Pujol en el talego ahí estará él, no lo duden. Tras comentar lo pocho que está Richard Nixon, le toca el turno a un caballero que se gana la vida haciendo quinielas. Nada mejor que un tema de interés humano para aligerar el peso del mundo del que hablaba Peter Handke.

VIERNES 22

Esta noche Carrascal se hace esperar. Sus fieles hemos tenido que soportar dos películas malísimas de Sharon Stone, pero de pronto él aparece en pantalla con la corbata más psicodélica de su vasta colección. Su semana de justicia está a punto de concluir y la realidad ofrece una vía a la esperanza: Premio Príncipe de Asturias a las monjas de Ruanda. Ése será el tema de su anhelado comentario. Pero Carrascal no puede evitar terminar la semana como la empezó, zurrando un poco al PSOE, a Felipe González y a su bestia negra particular de los últimos días, Luis Roldán. Con la satisfacción del deber cumplido, se despide. Volverá el lunes a explicamos que, aunque él hace lo posible por evitarlo, es evidente que caminamos, lenta pero inexorablemente, hacia el desastre.

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