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Entrevista:

"Morir es fácil; lo difícil es vivir"

Arrasa en las listas de éxitos con las canciones de su disco Sangre española, que ha vendido 300.000 copias. Manolo Tena (Madrid, 1960) es uno de los nombres fundamentales del pop-rock. Han grabado poemas suyos Luz Casal, Leño, Los Secretos, Rosario Flores. Él se considera escritor. Su libro Canciones va por la segunda edición.

Como buen capricornio, Tena es tenaz, esconde su coraje tras un talante tímido, melancólico, sensual y pausado. Al igual que la tortuga de Esopo, tiene muy claras sus metas, y por eso gana la carrera a la liebre. Como la cabra, símbolo de su signo, es capaz de escalar riscos inaccesibles porfiadamente. Salto a salto, burlando vendavales y obstáculos que parecen insalvables, asimilando con calma decepciones y amarguras, Manolo Tena sabe esperar. No es casualidad que en su disco haya incluido esta cita de Machado: "Todo el que aguarda sabe que la victoria es suya".Mañana participa en La noche del libro, concierto organizado por la FNAC para fomentar la lectura entre los jóvenes. Compartirá escenario con Pablo Milanés, Jaime Asúa, Manuel Illán, y Los Especialistas. Habrá sorpresa final: un tal Antonio que gusta retozar por la vega de algún río.

Pregunta. El mundo del rock and roll se ha estremecido con el suicidio de Kurt Cobain, líder del grupo Nirvana. Muchas estrellas del rock han tenido final macabro, ¿no?

Respuesta. Es cierto. Y luego los convierten en mitos. Yo prefiero no aprovechar esta circunstancia para hacer panegíricos. Sólo puedo decir que Cobain se dejó vencer. El suicidio no es un ejemplo a seguir, porque morir es fácil; lo difícil es vivir. Mucha gente piensa que tener éxito es llegar. A Kurt Cobain el éxito no le sirvió para nada.

P. En 1988, una compañía independiente editó Tan raro, su primer disco en solitario. ¿Se incluye usted mismo dentro de los raros, o es una etiqueta impuesta por otros?

R. Todo en ese disco sucedió de forma extraña, por eso es acertado el título. Fue un trabajo desaprovechado, sobre todo porque las mezclas se hicieron deprisa y mal. Aunque es un álbum inmaduro, lo grabé con los mejores músicos. Ahora no lo hubiera hecho así, excepto una canción, la versión de Sentado en el muelle de la bahía, de Otis Redding. Es mejor esperar antes que grabar un disco con las independientes. Me sirvió para aprender lo que no hay que hacer. En cuanto a lo de raro, hubo una época en que me hicieron verme así. De todas formas, yo por entonces estaba algo ausente.

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P. ¿Ha regresado ya?

R. Tras cuatro años de ausencia oscura, me he hecho cargo de mí mismo. He derribado el muro.

P. Ha escrito usted muchas canciones. ¿Hay alguna que sea maldita?

R. Pues sí, dos de los tiempos de Cucharada que no se radiaron en las emisoras: Peligrosidad social, que iba contra la famosa Ley de Vagos y Maleantes; y Quiero bailar el rock and roll. Curiosamente, este mismo título, en versión de Siniestro Total, sonó a todas horas y nadie puso pegas. Hay otra canción, Esta noche, que fue prohibida porque alguien la consideró una apología de la marihuana.

P. Usted formó parte del grupo Alarma, que va a ser objeto de reedición. ¿Está usted alarmado por algo actualmente?

R. Todo el invierno he estado leyendo los periódicos y quedándome perplejo por la situación política en el mundo. Todo es ¡lógico: las matanzas de Ruanda, lo de Sarajevo, la ascensión de los nazis en Rusia... me apesta.

P. En Sangre española se alían calidad y popularidad. ¿Cómo lo ha conseguido?

R. No he renunciado a nada. únicamente me he quitado los corsés y me encuentro muy a gusto sin ellos.

P. Quiero beber y no olvidar es el título de una de las canciones. ¿No conoce usted el arte del olvido?

R. Poseo una memoria casi fotográfica. Pero es mucho mejor no recordar todo aquello que no tiene arreglo, lo que no te nutre.

P. En Desnudo bajo la lluvia se dice: "En mi espejo hay un extraño". ¿Qué relación mantiene con los espejos?

R. Soy algo esquizofrénico, pero creo que los espejos son formadores de la personalidad. Hay que aprender a convivir con ellos. Aunque no dicen toda la verdad, o la dicen transfigurada; sin embargo, te apuntan cosas olvidadas. Y éste es un ejercicio interesante. Ahora bien, no te debes enrollar demasiado con ellos. Yo, ahora, me miro y alucino cuando dicen que soy guapo y cosas por el estilo. Eso es únicamente que ha funcionado la publicidad.

P. Una canción se llama Tocar madera. ¿Es usted supersticioso?

R. Pocos confiesan ser románticos y supersticiosos. Pero nadie pasa a propósito por debajo de una escalera, o tira la sal a conciencia, a no ser por una apuesta. Cuando pienso en la superstición racionalmente, me doy cuenta de que son tonterías. Intento contenerme, porque de lo contrario acabaría majara. Jamás me visto de amarillo, ni en el escenario ni en la calle, pero no por superstición, sino porque no me gusta ese color. Lo mío es el blanco y el azul.

P. En la canción Por derecho habla usted de "la flor del deseo". ¿Se trata de las flores del mal?

R. El deseo nunca se equivoca. El deseo es una semilla que cultivas y se convierte en flor. Si no es para vivirlo a tope, el deseo no hay que realizarlo. Mi generación está muy marcada por el ansia de experimentarlo todo, de traspasar fronteras, de rondar lo prohibido. Y eso está bien, excepto cuando te perjudica física o mentalmente.

Dos vocaciones

P. Mañana interviene usted en el concierto La noche del libro. ¿Qué relaciones mantiene con la literatura?

R. Tengo dos vocaciones paralelas: músico y escritor. Empecé escribiendo, pero mi primer libro fue posible a través de la música. Ya tengo casi a punto el segundo, Ludopatía, que es una especie de viaje iniciático por los 24 arcanos mayores del tarot. Es una forma de buscarme a mí mismo.

P. ¿Cuál es su libro de cabecera?

R. Poeta en Nueva York, de Lorca.

P. ¿Sus maestros?

R. La verdad es que soy bastante autodidacta, aunque me fascinan, además de Lorca, Kavafís, Gil de Biedma y los poetas oscuros, como Rimbaud o Baudelaire. Ingresé en la Universidad después de los 25 años para estudiar Filología inglesa, pero no terminé porque sólo me daban bibliografía. Aprendí inglés con un diccionario y el Sargent Peppers de los Beatles. Y aprendí guitarra fijándome en los acordes en los conciertos y ejercitándome en las posturas de las canciones de John Mayal.

P. También es usted bastante viajero.

R. Sí, pero leer sin viajar, no; viajar sin leer, tampoco.

P. Opine sobre los artistas que compartirán mañana escenario con usted.

R. Pablo Milanés es uno de los autores e intérpretes que ha hecho canciones grandísimas, inolvidables. Es para mí un punto de referencia. Manuel Illán viene del grupo Esclarecidos; es decir, es un artista preclaro. Jaime Asúa ha conseguido ser un guitarrista muy original, diferente a todos los demás. Si Alarma existiera, haría lo que hace ahora Gran Jefe, el nuevo grupo de Jaime. Los Especialistas han conseguido fundir algo que está muy en boga, lo étnico, con excelentes melodías y buenos ritmos. Además utilizan muy bien las máquinas, que no viceversa.

P. ¿Tena es tenaz?

R. He aprendido. Como Sísifo, tengo que subir continuamente la piedra. Pero ese castigo es la única forma de acceder a los dioses.

P. Sangre española cita también a Galileo: "Eppur si muove". ¿Y, sin embargo, se mueve usted?

R. Cito a Lorca: "Para que todos sepan que no he muerto".

La noche del libro. Viernes 22, en FNAC, en la plaza de Callao, a las 21.30 horas. Manolo Tena, Pablo Milanés, Jaime Asúa, Manuel Illán y Los Especialistas. Entrada regalo con la compra de un libro para menores de 26 años. Entradas 1.500.

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