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Entrevista:

"El apoyo del pueblo portugués convirtió un movimiento militar en una revolución"

Miguel Ángel Villena

Ernesto Melo Antunes confiesa que siempre le ha gustado hacer bien su trabajo. El Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA) y el pueblo portugués pueden dar fe de que este antiguo comandante, que contaba 40 años en 1974, preparó a con ciencia la sublevación militar que devolvió la democracia a Portugal. Ideólogo del 25 de abril, considerado más un intelectual que un hombre de la milicia, Melo Antunes contempla hoy con sosiego y lucidez, des de una preciosa casa en Sintra, la revolución de los claveles que cambió Portugal. Retirado de la actividad pública desde hace tiempo tras haber sido subdirector general de la UNESCO, este militar de abril rinde un homenaje al manifestar: "El masivo y entusiasta apoyo del pueblo portugués convirtió un movimiento militar en una revolución". Melo Antunes subraya que las guerras coloniales en Africa aceleraron todas las contradicciones de la sociedad portuguesa en los años setenta. "El MFA surgió con un programa político claro y preciso", comenta, "que se resumía en la democratización del país, en la ruptura con la dictadura y en el final de las guerras coloniales. Todo ello explica que, al contrario de la mayoría de golpes militares, el 25 de abril fuera un pronunciamiento a favor de las libertades".

"La prolongación de los conflictos ultramarinos", afirma, "que comenzaron en 1962 con aparición de guerrillas en Angola, Mozambique y Cabo Verde obligó a convertir a muchos universitarios en oficiales en las colonias. El contacto entre los estudiantes y los militares de carrera fue creando una conciencia política en un reducido grupo de oficiales. Esta minoría apuntó un camino y trasladó a cientos de compañeros la convicción de que la dictadura estaba agotada".

Un aparato represivo concebido sólo para la represión de formaciones políticas de la izquierda, en especial el Partido Comunista Portugués (PCP), no advirtió el movimiento que se estaba gestando en las Fuerzas Armadas hasta poco antes del 25 de abril. "A la dictadura", dice Melo Antunes, "nunca se le pasó por la cabeza que su mayor peligro estaba en el Ejército". Tras más de un año de conspiración, la dirección del MFA decidió en enero de 1974 que el golpe era imparable. La plataforma de consenso de los militares de abril se limitaba a poner las bases de una democracia occidental y a negociar con las guerrillas una solución para los conflictos coloniales.

"Pero la participación popular, con las masas en las calles, fue decantando posiciones entre los militares de abril en un proceso lógico. Aparecieron las diferencias ideológicas en el MFA y todos los partidos, sobre todo el PCP y la extrema izquierda, intentaron controlar la situación". No le agrada a Melo Antunes que se le tache de moderado y rebate con lucidez que se sitúa en la misma actitud ideológica que hace 20 años, es decir, en el ala izquierda de la socialdemocracia.

Ministro sin cartera en algunos gobiernos revolucionarios, Melo Antunes fue uno de los encargados de la descolonización y contesta con un punto de ironía a las críticas que han llovido sobre su gestión en aquella época. "Cometimos errores, es cierto. Pero no conozco ninguna descolonización bien hecha porque tampoco conozco ninguna colonización bien hecha. Además, de las convulsiones posteriores en Angola y en Mozambique no nos puede culpar a los portugueses". Admite que Portugal mirada hacia Europa, "algo deseable e inevitable", pero lamenta que no se haya jugado un papel de puente con África.

Crítico con los años de gobiernos de centro-derecha, Melo Antunes confiesa un, cierto desencanto: "Me gustaría que hubiera más participación pública, más garantías de los derechos de las minorías, menos interferencia de los poderes económicos en la política".

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