La tensión se dispara y lesiona al Leganés

JOSEBA ELOLALos puntos se escapan, los minutos vuelan y la tensión se dispara. El tiro dio de lleno en las esperanzas del Lega, que cayó herido, víctima de la presión. La sombra del descenso asomó su fría cabeza y la sensación de impotencia volvió al ruedo: un derribo de Chuso dentro del área bética fue sancionado con un libre indirecto.

El Betis se llevó ayer una victoria sin hacer grandes alardes. Sobre el césped parecía un equipo asequible para los madrileños. Sólo la velocidad de Aquino se perfilaba como amenaza. Pero las lagunas pepineras quedaron en evidencia. May asumió el papel de organizador, no supo llevar a cabo su tarea, y Vivar anduvo despistado. Sólo Alfredo, un incansable todoterreno que además tiene clase, funcionó en la triste línea medular de los pupilos de Luis Ángel Duque. Su pundonor y su espíritu de lucha no fueron suficientes para ganarle la partida a un aspirante al ascenso.

El Municipal fue ayer un templo de la tensión. El público insultaba al presidente del Betis cada vez que el árbitro, víctima de la presión, decidía en contra de los intereses pepineros. Las hinchadas se subían a las vallas y las agitaban con vehemencia. Nerviosos estaban incluso los policías nacionales que, más numerosos que nunca, pretendían garantizar la seguridad de este partido de alto riesgo. El estruendo de la afición pepinera llegó como respuesta al porrazo que un policía propinó en la boca a un joven aficionado del Lega. Saltaban las chispas. El primer gol bético fue fruto de un error infantil. David se entretuvo con el balón en su área, lo perdió y derribó a Aquino. En bandeja. Apenas comenzaba la segunda parte cuando el árbitro señalaba un nuevo penalti, esta vez a favor del Leganés. Con el gol de Miguel Ángel llegó la esperanza. Pero duró poco. El peligroso contraataque bético se encargó de sentenciar una derrota que oscurece el cielo de Leganés.