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Quien vive en El Pardo

El 'green' y la iglesia fantasma

Jardineros del Patrimonio riegan aún el campo de golf del generalSólo quedan dos de los 250 escoltas musulmanes del dictador

Vicente G. Olaya

.,Al general Franco le gustaba jugar al golf. Por eso se construyó un campo muy cerca de su residencia oficial, y con una superficie en torno a los dos kilómetros cuadrados. Se extiende a lo largo de las márgenes del río Manzanares.Sin embargo, a pesar de la muerte del general en 1975, los funcionarios del Patrimonio Nacional no han cesado de cuidar diariamente sus instalaciones. La entrada al campo está situada en la carretera que une el casco urbano con el cercano convento de los capuchinos. Un gran cartel junto a su puerta recuerda que está prohibido entrar en él.

"Lo arreglan y riegan como si el caudillo viviese aún. Es incomprensible", mantiene el presidente del Consejo General Ciudadano, Carlos Camacho.Desde el Patrimonio Nacional, entidad responsable del palacio de El Pardo y los terrenos que lo rodean, se niega este extremo: "Aunque es cierto que todos los días se riega, el mantenimiento de las instalaciones es mínimo. Ha quedado incorporado al monte de El Pardo. El campo está impracticable, los greens (césped en torno al hoyo) no están bien cortados y en los bunkers (bancos de arena) han nacido plantas", comentan.

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Este campo de golf nunca ha vuelto a ser utilizado desde 1975. "Al Rey no le gusta este deporte, y a los mandatarios extranjeros que residen ocasionalmente en el palacio no les da tiempo a echarse u n partidito. Llevan sus agendas muy apretadas", comenta el vecino Francisco Aguilar-Tablada. "Creo que podrían abrirlo al público. ¿No cree?". En el barrio de El Pardo hay tres espacios deportivos de uso público (dos campos de fútbol y uno de fútol sala) y 78 instalaciones de uso restringido o privado. Los vecinos se quejan igualmente de la falta de piscinas donde refrescarse en verano. "Solemos ir a bañarnos al río Manzanares, pero las aguas bajan muy sucias", comentan.

Según la asociación vecinal que preside Camacho, unos diez grandes focos de aguas fecales sin depurar hacen peligrar la salubridad del río. Restaurantes, bloques de viviendas. cuarteles y edificios del Patrimonio Nacional vierten sus aguas directamente en el cauce.Cada año, un grupo de jóvenes efectúa una excursión por los márgenes del río desde Colmenar Viejo. En su trayecto han descubierto también que un matadero vertía directamente sus aguas en el arroyo Tejada, corriente que desemboca en el embalse de El Pardo.

En uno de estos recorridos por el río, los vecinos realizaron un curioso descubrimiento: unas enormes piedras labradas, de aparente valor artístico, habían sido utilizadas para retener las aguas del río.

Se supone que proceden de una desaparecida iglesia madrilefia que estuvo situada en la calle de la Princesa. "Algunos desaprensivos las han utilizado para adornar sus chalés. Cada vez quedan menos", afirma Camacho. Los vecinos piensan dirigirse a las autoridades competentes para que determinen la procedencia exacta de los extraños pilares encontrados. "Pero a lo mejor no nos responden, porque como a nadie importamos ..."

El último guardia moro

V. G. O.Jesús Ben saludó todos los días durante 25 años al general Franco y, sin embargo, éste nunca le respondió. No obstante, se considera franquista. "Porque a él se lo debo todo. No tengo por qué ocultarlo", comenta.

Nacido en Marruecos en 1929, convertido al cristianismo en 1956 y vecino del distrito de Fuencarral desde los años sesenta, es uno de los dos únicos miembros de la escolta mora del general Franco que vive aún en este barrio madrileño.

El general Franco tenía disponibles para su seguridad y protocolo dos unidades de infantería y caballería de origen marroquí. Su cuartel se hallaba junto al palacio "del Caudillo", como siguen denominando mayoritariamente al dictador Francisco Franco en El Pardo.

En total, unos 250 hombres componían este cuerpo especial, denominado escolta mora. La mayor parte de sus componentes eran hijos de los soldados españoles destinados en el protectorado de Marruecos a principios de siglo y casados con rifeñas.Es el caso de Jesús Ben. Ingresó muy joven en el Ejército español. Por sus orígenes se mostró desde el principio como un candidato perfecto para integrar la escolta de Franco.

"Es una pena que ninguno de mis tres hijos haya querido aprender el árabe. Dicen que no es un idioma con futuro", se lamenta el militar.

Convertido al cristianismo en 1956 "por convicción propia", fue bautizado en la misma parroquia de El Pardo."No puede ser"

Ben, brigada retirado, logró una casa estable para su familia en los años sesenta en este barrio de la capital. Otros tuvieron menos suerte y se marcharon a otros distritos. El militar se lamenta de las condiciones en que habitan gran cantidad de personas en este barrio.

"No puede ser. Aquí no hay casas para nadie. Los jóvenes tienen que marcharse. El futuro de El Pardo no es demasiado esperanzador,.y eso me apena", termina.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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