_
_
_
_
_

El desencanto paraliza a los jóvenes

La rebelión que derrotó a Balladur en Francia no encuentra eco en España

Mientras los jóvenes franceses exigían con violencia la anulación de los contratos de inserción profesional (CIP), objetivo que lograron a costa del miedo de Édouard Balladur a perder la batalla en las calles, los jóvenes españoles aceptaban su derrota ante la aprobación en España de los contratos de aprendizaje y en prácticas. La distinta reacción de la juventud en uno y otro país resulta evidente. Las imágenes de la violencia Juvenil contra Balladur han devuelto al mundo el recuerdo del mayo del 68. "La sombra de esa revolución", como asegura José María Fidalgo, de Comisiones Obreras, "es tan alargada que el Gobierno no tuvo más remedio que ceder. Aquí no existe esa sensibilidad social a la hora de gobernar". Pero aquí tampoco se han visto las manifestaciones que unieron a los jóvenes franceses en su lucha común. El periodista Laurent Joffrin, de la revista Le Nouvel Observateur, señalaba días antes de la rendición gubernamental que la reacción juvenil actual se diferencia de la utópica del 68 por "el paro, ahora diez veces mayor; la droga, entonces una tentación poética, hoy una pesadilla... Marzo del 94 es la revuelta de la desesperación". En este punto coincide Jaime Collboni, presidente de la Confederación Estatal de Estudiantes, para quien "la juventud no tiene muchas expectativas: es más culta, está más preparada que la precedente, pero es incapaz de plasmar sus ideas debido a un tapón generacional. Parece marcada por una mezcla de decepción y pesimismo. Nuestro gran problemas es que carecemos de un símbolo, de una bandera a la que asirnos para justificar nuestra lucha".

Este desencanto es el factor que Juan José Pérez Tabernero, presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios, considera como principal lastre para una reacción coordinada de la juventud, pero reconoce que las nuevas modalidades de contratación están bien, aunque son insuficientes en el marco de una verdadera reforma laboral". A pesar de ello, el Instituto Nacional de Empleo reconoce que en enero y febrero se han creado 31.797 contratos de aprendizaje: la media en enero alcanza los 300 contratos diarios; en febrero, la cifra supera los 700.

Según el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, son un buen instrumento para hacer realidad una primera relación laboral y pueden conducir al empleo estable. La larga permanencia en el desempleo incrementa las dificultades de inserción en el mercado de trabajo y aleja más la posibilidad de una relación laboral indefinida". Para el sindicato, "los contratos de inserción son muy duros, indiscriminados, sin orientación formativa. El riesgo que se corre con los contratos de aprendizaje es que se utilicen con jóvenes con titulación".

Los jóvenes empresarios reconocen que, "a pesar de carecer de subsidio de desempleo, la cobertura social es casi total. Se critica los niveles salariales, pero muchos olvidan que están en el convenio colectivo y los mínimos están bien asegurados. Llamarlos contratos basura es contraproducente porque se trata de dar una oportunidad a quien no tiene nada. Ahora bien, es cierto que estos contratos. deben ser para la formación y no puede desviarse este objetivo". Acto seguido, Pérez Tabernero acusa a los colectivos estudiantiles de pensar "exclusivamente en modelos de contratación por cuenta ajena y no parecen interesados en crear su propio puesto de trabajo. Aquí no tenemos un millón de jóvenes parados, nos falta un millón de empresarios jóvenes".

En este punto, Jaime Collboni es tajante: "Hay tantas dificultades para encontrar trabajo como para crear una empresa. Para montar un negocio se necesitan una serie de recursos económicos. Cuando no se tiene para mantener a una familia difícilmente se puede tener para crear una empresa. De todas formas, es cierto que falta cierta cultura empresarial, pero no se puede exagerar". El líder estudiantil defiende el compromiso de los estudiantes frente a la reforma laboral: "Hemos apoyado las protestas, pero han sido los sindicatos quienes se han encargado de encauzar las protestas. En cierto modo, era lógico que las organizaciones sindicales vehicularan esta reacción en la huelga general, a riesgo de deslegitimar a las organizaciones estudiantiles". Para CoIlboni, "el fracaso de los sindicatos reabre el tema del modelo sindical que debemos reinvindicar los jóvenes".

Hasta ahora, sólo el estruendo callejero de los jóvenes franceses se ha oido para protestar por las condiciones laborales. Pero no quedan claras las razones del éxito galo frente al silencio español. Según Collboni, "han sido las organizaciones estudiantiles las que han forzado la situación en Francia. Están perfectamente organizadas y tienen una gran fuerza. Aquí, la válvula de escape del malestar generacional fueron las tasas universitarias. Las protestas por este tema reflejaron una situación de gran malestar y han sido la chispa de todo un conflicto social". Para el sociólogo Enrique Gil Calvo, esta escusa "es muy propia de la cultura del estudiante señorito: se preocupan de las tasas, de la hora del cierre de los bares, pero no tienen una cultura del trabajo que justifique sus reinvindicaciones salariales. Se trata de una cuestión cultural".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

José María Fidalgo cree que las movilizaciones sindicales son más cerradas y se ven como una confrontación entre sindicatos. Las movilizaciones estudiantiles, sin embargo, parecen ser el reflejo de capas sociales más diversas. Los estudiantes y los grupos juveniles optaron por sumarse a la convocatoria de huelga general, descartando las protestas autónomas".

La Confederación de Estudiantes no cree que los universitarios españoles sean más conservadores que los franceses. "Los franceses lo tenían más fácil al tratarse de un Gobierno de derechas, contra el que se aglutinan más fuerzas sociales". Y amenaza: "Tras el revuelo francés podemos prever que el próximo otoño será caliente. No podemos quedamos atrás".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_