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Una escena con clase

El actor Juan Echanove responde a las preguntas de 200 estudiantes

Fue su mejor aplauso. Y esta vez no había telón. Juan Echanove pasó dos horas el miércoles con unos 150 alumnos del instituto Gregorio Marañón. Hablaron de teatro, de los reality shows y de Shakespeare. Hace una semana, los alumnos asistieron a una representación de El cerdo, el monólogo que interpreta el actor Juan Echanove en el teatro Albéniz y que hoy cumple 100 representaciones. Al acabar la obra, los estudiantes se empeñaron en charlar con él, y Echanove sugirió hablar, pero en el instituto.Así empezó la charla: "Estoy aquí para preguntaros yo a vosotros, porque en el futuro se hará lo que demandáis ahora. El teatro no lo va a cambiar el ministro de Cultura, sino los que ahora tienen vuestra edad".

Alumno. Siempre son los mismos directores, hay muy pocos jóvenes, siempre vamos a las obras que conocemos...

Juan Echanove. Tenéis razón a medias: son los mismos directores, los mismos actores, los mismos deportistas, escritores... Son los mismos los que aparecen en los medios de comunicación. Pero hay muchos más, incluso algunos que han protagonizado películas. El problema ahora es que se rueda muy poco. Yo pude hacer un personaje como el de Tiempo de silencio porque hace años los nombres conocidos estaban siempre ocupados y había que tirar de los desconocidos. ¡Pero yo también estoy harto de ser siempre el mismo!

A. ¿Los jóvenes que empiezan lo tienen muy crudo?

J. E. Sí, pero la cuestión siempre es el desequilibrio de financiación. ¿Por qué el teatro tiene tan poco dinero, y el deporte o la ópera tanto? Pero ¿cómo van a dar dinero si sus representantes no han y no han ido nunca? En Madrid, con cuatro millones de habitantes, el sábado pasado fueron al teatro 245 personas: algo falla. ¿Os parece mala la oferta de teatro?

A. Lo que pasa es que es muy caro.

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J. E. Pero no se va todos los días al teatro. Los jóvenes sois los que tenéis más problemas económicos, pero también los que os gastáis más dinero. Pagar 2.000 pesetas por un espectáculo en vivo es muy poco.

A. Tenemos mil pesetas para un pedo, pero no para el teatro. Es que no se nos educa para ir a estos espectáculos.

J. E. ¿Os gustan los clásicos?

A. Sí.

J. E. ¿Y el teatro en verso?

A. Depende de quien lo haga.

J. E. ¡Ahí! Siempre se ha prescindido de quien lo hace, de promocionar. Uno tiene necesidad de saber quién lo hace. Para hablar de El cerdo, yo tendría que ir a la Máquina de la verdad. En televisión se dedica más tiempo a la Liga de Noruega que al teatro. Debería haber una hora a la semana de divulgación teatral en la tele.

A. Pero pasar el teatro por televisión no es lo suyo. Así se promocionaría el teatro en la caja boba.

J. E. Habría que grabar muy bien. Se podrían ver funciones como Hamlet, que ya se. ha representado.

A. ¿Es un problema de comercialidad, de audiencia?

J. E. Efectivamente. Pero, si se se acostumbra al público al reality show, ¿cómo se van a creer una obra de Shakespeare?

A. Se le da demasiada importancia al teatro clásico y poco al alternativo. ¿Va muy poca gente a esas salas?

J. E. Tenéis razón, Pero eso pasa en todas partes. Tiene un peligro apoyar a las salas alternativas: si se promocionan desde el Estado, la creación alternativa se convierte en oficial.

A. No nos enteramos nunca cuándo se estrena una obra. Falta promoción.

J. E. Para mí sería más cómodo hacer el Juego de la oca o un culebrón. Mi compromiso es hacer teatro, pero, repito, se debería dedicar una hora semanal en televisión, y en un año pasaríamos a ser 25.000 espectadores.

A. ¿De dónde se sacaría el dinero para el teatro?

J. E. De Defensa. Con las pegatinas de los F-18 se mantendría toda la programación teatral de un año.

Al cabo de dos horas, muchos querían seguir la charla, pero Echanove tenía que prepararse para la representación de esa noche. Los alumnos de COU le obsequiaron con un cerdo de barro, dos libros y un fuerte y cálido aplauso.

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