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La Faraona de España y el sarcófago de Lazarov

Lola Flores le deja bien claro a Lago que si quiere saber la verdad tendrá que pagar más

Julián Lago se humedeció el pico y estiró el cuello como el cisne cuando no va a morir. La misma noche del jueves, dijo, La máquina de la verdad iba a aclarar de una vez por todas si Carmen Flores es hija o hermana de Lola Flores. Porque los rumores se habían intensificado en los últimos tiempos y la misma Carmen ya tenía dudas al respecto. Amaba a su hermana como si fuera su madre, aun siendo, al parecer, su hermana. ¿Qué hacer, Dios santo? Semejante enigma empezaba a minar no sólo la dignidad de la principal tribu folclórica de nuestro país, sino también la paz flamenca de cada atribulado hogar. ¿Cómo conciliar el sueño entre pausas publicitarias de café y yogur ignorando si Lola parió o no parió a Carmen, presunto fruto de sus ocho años de amoríos con Manolo Caracol? ¿Nos hemos resignado a que "el torbellino de España", tal como piropeó el viejo verde Pemán a la Faraona, pase a mejor vida sin revelar el secreto más importante y mejor guardado después del mensaje de Fátima?Nunca. El resucitado Lazarov no iba a consentirlo. Y por ello citó en el plató de Tele 5 a las dos Flores, entre mustias y marchitas, acompañadas por Carmen Sevilla, que parecía un capullo; Paco España, travestido pintarrajeado imitador de Lola; Manuela Ortega, discreta hija de Manolo Caracol; Carmen Caballero, silenciosa amiga de la infancia, y el llamado cronista de sociedad Jesús Mariñas, de quien cualquier cosa que se diga siempre será poco.

Tesis de la maternidad

Empezamos la sesión viendo cómo algunos entrevistados de Jerez -un peluquero, un jornalero, una sufrida ama de casa- favorecían la tesis la maternidad en sus testimonios. Estaban seguros de que Carmen era hija y no hermana de Lola, aunque en la bola de cristal de Rappel, mago de feria, no aparecía Carmen ni siquiera como hijastra.

Detrás del pupitre, Lola, con tos y ronquera de pésima enfermedad, cubría su garganta con un sudario estampado y miraba con ojos de despedida. "Lola es el eje de todos nosotros, Dios quiera que nos tarde mucho en irse", dijo Carmen, hermana o hija. Pero Julián Lago, con voz dulzona de juez de guardia que va a lo suyo, preguntó: "¿Ha tenido Lola hijos al margen de su matrimonio con El Pescaílla?".

Naturalmente, contestó que no. Sólo hubo tres hijos. Y de los tres habló con mucho amor. Sin embargo, no estábamos aquí para oír alabanzas de prole, sino para hurgar en los teleentresijos de la tribu. Lago se volvió -hacia Manuela Ortega, hija de Manolo Caracol, y hacia Carmen Flores, y sentenció: "Miro a una y miro a otra y veo, que ustedes tienen la misma nariz". Ambas mujeres bajaron los párpados y se palparon sus respectivas narices, dejando al público en libertad para juzgar si la nariz de Lago guarda poco o mucho parecido con la nariz de Lazarov, o con la de Miguel Durán, todas ellas espejo del alma de Tele 5.

Entretanto, la calle, siempre más comedida que el plató, quería saber si las Flores son gitanas de pura raza, a lo que éstas dijeron que no, que "sólo un cuarterón por parte de madre". Pero Lago, atento a las cuestiones del himen, se Interesó por la antigüedad del de Carmen Sevilla, a quien preguntó si se casó virgen. "Sí, era tan tontorrona que sí", dijo la tonadillera.

Si la otra Carmen era hija o hermana de Lola, sólo fue un pretexto del cuestionario. ¿Está Carmen arruinada? ¿Pagó Lola los 50 millones que debía a Hacienda? ¿Se enrolló con Jorge Negrete? ¿Con Luis Mariano? ¿Juegan mucho al bingo?

Hasta que alguien desenterró el tema funerario. ¿Dónde quiere ser enterrada la Faraona, en Jerez o en Sevilla? Lola fue tajante: "En Madrid, que me dio todo lo que soy. Y quiero que me hagan una cosa bonita, así, con el mantón en lo alto...".

Después dijo que es buena persona; sólo hizo mal a un hombre, y le pidió perdón muchas veces, y va a ver a Dios, porque para allá nos vamos a ir todos los humanos, todos al baile y cante eternos.

Ahora, Carmen Flores y Carmen Sevilla sucumbieron a una sesión de telecatarsis entonando un dúo a moco tendido por la hermana que es madre y la amiga que es como una hermana.

Y por m apareció el timbalero yanqui con sus falsos timbales en forma de máquina de la verdad. El profesor Gelb tendió los cables, amarró a la víctima por los pechos para ejecutar la preelectrocución, y sentenció que Carmen no miente al creer que es hermana de Lola porque sólo la madre puede decir quién es su hija, y a menos que Lola sea conectada a la máquina de la verdad no hay nada más que hacer.

Los ojos de Lago, hasta ese instante de espantapájaros, se iluminaron con destellos de avaricia. ¿Quiere Lola someterse al veredicto de la máquina de la verdad? ¿Sí o no?

Y Lola, que sabrá lo que ha parido, pero que no estaba allí para sentarse en el potro de tortura medieval sin contrato previo, replicó: "Chico, tendrás que preparar el cheque".

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