Yeltsin insta a sus enemigos a ser leales y se desmarca de los reformistas radicales
El presidente ruso, Borís Yeltsin, calificó ayer de inconstitucional la reciente amnistía a sus enemigos, pero, a pesar de ello, instó a firmar un pacto de "paz cívica" a las diferentes ramas del poder y los partidos políticos rusos. Al mismo tiempo, Yeltsin aseguró que "es erróneo" querer reformar la economía "a cualquier precio". Con estas declaraciones, hechas en la sesión ampliada del Gobierno, el líder ruso reafirmó su voluntad de cambiar su imagen de radical por la de un centrista para aumentar su apoyo parlamentario.
"Sigo pensando", dijo Yeltsin refiriéndose a la amnistía recientemente aprobada por la Duma, "que aquí hubo trasgresión de la Constitución, de la ley y de las normas de la moral". La amnistía le puso ante el dilema de desatar "una nueva división, una nueva espiral de lucha sin compromiso" o trabajar por "ampliar la base para la colaboración en el Estado y la sociedad".Yeltsin eligió el segundo camino y propuso "aprobar un memorando de paz cívica en Rusia", que incluya "no sólo una declaración de intenciones, sino también un mecanismo de responsabilidades por las decisiones tomadas". Esta paz debe ser garantizada por "el presidente, el Consejo de la Federación, la Duma Estatal, el Gobierno, los poderes fácticos, los partidos, movimientos y organizaciones sociales", dijo el líder ruso, quien a fines de febrero había llamado a una unión en aras de la grandeza de Rusia.
En el plano económico, Yeltsin subrayó que no se debe hacer las reformas "a cualquier precio". "La gente puede rechazar una reforma demasiado dura", advirtió. En este sentido, el líder ruso dijo que no hay que aprobar ningún proyecto que pueda "traer un descenso del nivel de vida por debajo del mínimo permisible".
El primer ministro, Víktor Chernomirdin, por su parte, se concentró en la situación económica del país, pero no eludió cuestiones políticas y se defendió enérgicamente de quienes le acusan de estar preparándose para sustituir a Yeltsin como presidente del país.
Chernomirdin criticó duramente "la escandalosa campaña" que tiene por fin hacer creer que el jefe del Gobierno "concentra poder en sus manos y casi organiza confabulaciones para llegar al puesto de presidente". "No soy de esos manitas que de jefes de laboratorio están dispuestos a saltar inmediatamente a ministros e incluso a presidente", dijo Chernomirdin en una alusión a Yegor Gaidar, el arquitecto de la terapia de choque en la economía rusa y actual líder del bloque reformista radical Opción de Rusia, y al economista Grigori Yavlinski.
"Rusia no es un coche de carreras: arrancaste, anduviste y te bajaste. Y después de esto todo el país tirita como si tuviera fiebre", dijo Chernomirdin en su ataque a la política del radical Gaidar.
Dura disyuntiva
Chernomirdin prometió aplicar una política monetaria relativamente dura este año y advirtió que Rusia se enfrentaba a una dificil elección: inflación o hundimiento industrial. "Debemos andar por la cuerda floja, sin caer ni en lo uno ni en lo otro", resumió el primer ministro.
Como meta para finales de año, Chernomirdin habló de un 7%-9% de inflación, aunque Yeltsin había insistido minutos antes en el objetivo del 5%. En enero, la inflación fue del 22% y en febrero, según el jefe del Banco Central, Víktor Gueráshchenko, rondó el 16%.
Gaidar criticó ayer el proyecto de presupuesto para 1994, debido a la tendencia a aumentar los gastos estatales. Según el líder de Opción de Rusia, éstos no sólo se destinan a resolver problemas sociales, sino también a apoyar "empresas débiles". Mientras tanto, en su informe, Chernomirdin aseguró que ya tiene preparada una lista de empresas estatales que se van a cerrar. "Este año pondremos en acción el mecanismo de las bancarrotas", señaló.
Pobreza cultural
Por otra parte, la constatación hecha a fines de febrero por el presidente ruso, Borís Yeltsin, en su mensaje ante las cámaras del Parlamento sobre que la cultura no sobrevivirá sin una activa participación del Estado en su destino" por lo visto quedará en el papel para la Historia. Como se deduce del proyecto de presupuesto aprobado para 1994, el Estado no está dispuesto a "participar activamente" para salvarla: a sus necesidades se destina sólo el 0,3% del gasto presupuestario.
"Con semejante presupuesto la cultura no puede sobrevivir; morirá silenciosamente", resumió la situación el ministro del ramo, Yevgueni Sídorov. Yeltsin dijo ayer que "es inaceptable una disminución de los gastos para cultura, ciencia y educación".
Mientras tanto, el ministro de Ciencia, Borís Saltikov, acusé al Gobierno de reducir cada año estos gastos. Y el ministro de Ecología, Víktor Danílov-Danilián, señaló con amargura que después de dar únicamente el 0,1% del presupuesto a la defensa de la naturaleza "Rusia no puede pretender ser una potencia civifizada".
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