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El ingeniero del UHF

Aventuras y desventuras de la segunda cadena hasta que consiguió entidad propia

Ella, según el diccionario, es el pronombre personal tercera persona del femenino. Sin embargo, para José Antonio Tartajo ella era el sustantivo que denominaba a una flamante emisora Siemens que por 10 millones de pesetas había arrancado en enero de 1965 el UHF, nuestra Segunda Cadena de televisión. Tartajo, que entonces acababa de aprobar las oposiciones de ingeniero de televisión, era una de las cinco personas encargadas de velar por la cadena recién nacida y desde los primeros días fue para todos el "ingeniero del UHF".Habían pasado algo más de ocho años desde aquel 28 de octubre de 1956, festividad de Cristo Rey, en que unos cuanto! afortunados contemplaron desde los casi 600 receptores que existían en la ciudad el estreno de nuestra televisión, un invento que nacía, como aseguraba el director de programas, José Ramón Alonso, "con el fin de que la verdad y la fe puedan llegar a todos los hogares y a todos los pueblos". "Nos hemos trazado dos caminos: servir a Dios y a la política de España", añadía.

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Citando Tartajo, hoy director de la Red de Retevisión, se encaró por primera vez al UHF, la uno tenía una corta pero intensa existencia. De apenas 18 horas semanales de emisión regular había pasado a las 75; de cubrir casi 70 kilómetros de radio se había colado en los salones del 36% de los hogares españoles, y tuvo que buscar una segunda vivienda en Prado del Rey porque el chalé del paseo de La Habana se le quedaba pequeño. "Nos conocíamos todos", recuerda, Tartajo, "no había separación entre productores, técnicos o redactores. Eso hoy es impensable. Nos reuníamos a tomar café, se montaban tertulias espontáneas y, sobre todo, nos gastábamos muchísimas bromas".

Esa camaradería era hija del autodidactismo por el que habían pasado todos. Tartajo, pese a sus horas de Facultad, aprendió los entresijos de la Siemens destripándola cuando no emitía y empollándose revistas técnicas alemanas y francesas. "El UHF supuso una auténtica revolución sobre el VHF. Nos entrenaron unos técnicos alemanes que desaparecieron muy pronto".

Las averías eran el pan nuestro de cada día porque, al no existir emisoras de reserva, el calentamiento de un simple fusible bastaba para que un amable locutor anunciara el corte de la emisión en medio de la película. Los cortes de emisión podían durar cinco o 20 minutos, dos días (como cuando se estropeó Navacerrada) o toda la Semana Santa. Aunque en este último caso Tartajo sospecha que se trató, en realidad, de impedir que el UHF aliviara el pesar religioso de los espectadores. "Entonces la uno sólo emitía películas bíblicas y procesiones. Nos dijeron que iban a revisar la emisora, pero no necesitaba nada".

Los primeros televisores

Aliada natural para solapar los pequeños fallos era la baja calidad de los primeros televisores, en su mayoría Marconi. "La emisora del Tibidabo siempre tuvo un problema de adaptación entre los pasos moduladores, pero la audiencia sólo lo notó cuando salieron unos televisores nuevos mucho mejores". La audiencia de los sesenta, absorta con el nuevo invento, disculpaba las interferencias y sólo se interesaba por lo que echaban por la tele. -"Si nos llamaban era para preguntarnos por la programación, no para quejarse. Un día sonó el teléfono y era Franco, desde el Azor, para saber qué íbamos a poner esa tarde".

"La segunda era un apéndice que le había salido a televisión y nadie sabía muy bien cuál iba a ser su futuro. Al principio nos nutríamos de refritos de la uno. El realizador iba por la mañana, rebuscaba en los archivos, cogía las cintas que le parecía y nos las daba para emitirlas". En general, eran pe lículas y documentales, salvo cuando llegaba el Telediario, que "lo metíamos a capón".

Al cumplir su primer año, la dos cobró entidad propia y con el tiempo las viejas emisoras dieron su adiós. El día en que Tartajo supo del desguace de Pichuqui se disgustó. Cuando le tocó el turno a la Siemens, sintió que la jubilación de ella le retiraba a él como ingeniero de transmisores.

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