Los psiquiatras descartan que el duque de Feria sea un enfermo mental
El duque de Feria no es un enfermo mental. Así lo ratificaron ayer dos de los tres psiquiatras propuestos por el fiscal, que testificaron en el juicio que se sigue contra el aristócrata. Según los peritos José María Sánchez Fernández y Jorge Núñez del Arco, "Rafael Medina sufre un trastorno leve de personalidad narcisista". Por contra, para Fernando Heredia Martínez, "los rasgos narcisistas del procesado se explican en sus antecedentes familiares, lo que unido a sus antecedentes hipocondríacos y al deterioro físico y psíquico que ha padecido, le han llevado a una psicosis maniacodepresiva".
El relato de los tres peritos judiciales devolvió el morbo al juicio, lo que quizás explica que hubiera una mayor presencia de público.Según el informe de José María Sánchez, "los narcisistas conocen los límites, pero eso es algo que no va con ellos. Los demás no existen si no como modo de conseguir sus fines. Tienen un sentido hedonista de la vida. El placer y su búsqueda son el motor de sus acciones. Se creen superiores a todos y tienen un concepto fantástico de sí mismos. Para ellos, el parecer lo es todo y el ser queda subordinado a lo que de ellos crean los demás. Son los inventores de la realidad virtual", dijo este psiquiatra.
Sánchez Fernández añadió que "en la personalidad narcisista no cabe el fracaso y que por ello proyectan en los demás la culpabilidad propia". El perito añadió que su propia inseguridad es un mecanismo de autodefensa y que buscan una sexualidad rebajada, es decir, buscan relaciones incompletas con personas de menor edad, inferior cultura, clase social, medios económicos, etcétera. Fue entonces cuando la fiscal abundó más en comparar la definición psiquiátrica con la propia conducta de Rafael Medina, algo que corroboraron tanto Sánchez Fernández como Núñez del Arco.
Para ambos, el duque de Feria ha buscado su satisfacción sexual bajo las premisas citadas, estimulado además por "el sabor de lo prohibido". La fiscal interrogó entonces sobre la significación que los menores tienen en la vida de aristócrata. Sánchez Fernández la definió como "un *a forma de rebajar su sexualidad, en la búsqueda del placer". Y dijo que Medina "buscaba placer sexual o no sexual, siempre desde un plano infantil".
Núñez del Arco, el psiquiatra boliviano que trató al duque de Feria durante los primeros tres meses de presidio, negó que Medina fuera una persona depresiva que pudiera llegar al suicidio, y que si -como el aristócrata ha manifestado- intentó alguna vez el suicidio, "fue siempre para llamar la atención". Este perito negó también la tesis de un trastorno psicoorgánico, pese a la toxicomanía de Medina.
Normalidad mental
El psiquiatra descartó que Medina sufriera cuando llegó a la prisión síndrome de abstinencia ni psicosis orgánica grave. Su estado era de normalidad mental, excluida la depresión provocada por su encarcelamiento, y que su inteligencia era media alta.Heredia se refirió a la infancia del duque para explicar su personalidad y calificó su estado como de "trastorno afectivo bipolar". Dijo que detectó en Medina fuga de ideas -"más ideas en su mente que en su lengua", dijo- e ideas delirantes, lo que no corroboraron sus colegas. *
Fernando Heredia explicó que Medina le dijo que, para él, la pequeña Ana María era "la hija que nunca tuvo". La fiscal le preguntó qué significaba, en su tesis, que Medina hubiera desnudado, bañado, maquillado y dado de comer a la pequeña. Heredia justificó esa actitud en la ausencia de afectividad que presidió la infancia del aristócrata. "La niña representa la imagen de sí mismo", dijo el psiquiatra, "quizá quiso hacerle todo lo que a él no le hicieron o le hubiera gustado que le hicieran", concluyó.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.