40 minutos de vacío
Durante 40 minutos quedó suspendido sin ninguna mano que le rescatase de su soledad. A sus pies, los niños, con sus meriendas, se dirigían al colegio. Vieron en el vacío un vacío aún mayor. Eran las tres de la tarde. Los testigos recordaban ayer que momentos antes dudó. La respuesta colgó de una azotea de la calle de Juan Ramón Jiménez, en Móstoles.
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