_
_
_
_

Las fuerzas de seguridad egipcias detienen a 900 extremistas musulmanes a lo largo de una semana

Más de 900 detenciones en una semana. Estadísticas difundidas en El Cairo, revelan ayer la dimensión que está adquiriendo el creciente conflicto entre el Gobierno egipcio y grupos de extremistas musulmanes. La redada contra la Garnaá al Islamiya es una de las más vastas operaciones de los últimos meses. Si bien en medios oficiales reinaba la euforia, en medios políticos hay gran inquietud: el Gobierno de Hosni Mubarak ha pasado decididamente a la ofensiva, pero sus métodos pueden consolidar el ciclo represión-violencia que ya hace tambalear el sistema.

Los servicios de seguridad aseguran que entre los arrestados hay 38 militantes de cuidado. Escuetos informes semioficiales indicaban que todos eran interrogados en las mismas prisiones donde organismos defensores de los derechos humanos y el Gobierno estadounidense sostienen que la tortura no es precisamente un recurso de excepción. La envergadura de la campaña refleja un creciente nerviosismo oficial. Lo que hasta hace un año era descrito por las autoridades como "un fenómeno pasajero y sin importancia ni apoyo popular" es hoy el problema más agudo y serio para el Gobierno pro occidental de Mubarak. Decirlo así, sin ambages, irrita cada vez más al régimen, como quedó demostrado hace dos días con la admonición del Ministerio de Información a los corresponsales extranjeros en El Cairo. Desde el punto de vista oficial, el conflicto en Egipto ha sido "exagerado maliciosamente" por la prensa. La más reciente víctima de la suceptibilidad gubernamental fue la agencia de noticias francesa France Presse, a la que el Gobierno amenazó con llevar a los tribunales "por tratar de dar la impresión de que los grupos terroristas en Egipto constituyen una auténtica fuerza". En el actual clima, incluso la mención del nombre de la Gamaá se está convirtiendo en motivo de reprimendas.El Gobierno quiere imponer el uso del calificativo uniformador de "terroristas". Así, a secas, para evitar cualquier asociación con los movimientos musulmanes. Mubarak no quiere . ser visto en abierto y drástico conflicto con el islam. Apariencias aparte, es indiscutible que los extremistas -que iniciaron su rudimentaria, pero eficiente campaña militar contra la vital industria turística en octubre de 1992 y que el miércoles dispararon contra un barco con 17 turistas en el Nilo- están logrando importantes objetivos psicológicos.

Uno de los más recientes comunicados de la Gamaá, amenazando a principios de mes con infligir "terrible castigo" a los extranjeros que no abandonen con urgencia Egipto, consiguió que se estableciera cierto paralelo apresurado con Argelia, donde ya han muerto 27 extranjeros a manos de asesinos musulmanes. En año y medio en Egipto, tres turistas perdieron la vida en ataques atribuidos a la Gamaá.

Entre muchos de los aproximadamente 35.000 extranjeros con residencia en El Cairo hay nerviosismo, pero, que se sepa, todavía nadie se ha marchado por miedo. La embajada de Estados Unidos está evaluando la situación con alarma mal disimulada. Los únicos que aparentemente han tomado medidas concretas son los 23 ingenieros polacos que esta misma semana han abandonado la ciudad sureña de Asiut para replegarse a la relativa seguridad de El Cairo. La decisión fue adoptada días después de que unos pistoleros ametrallaran un autobús que transportaba a seis rumanos por el Alto Egipto.

La comunidad extranjera no es la única receptora de las amenazas integristas. La Gamaá dio ayer un ultimátum a la población para que retire, antes del día 22, sus ahorros de los bancos nacionales y extranjeros, contra los que el grupo radical ha iniciado una campaña de atentados. El primero ocurrió el lunes en El Cairo, contra el Kuwait Alexandria Bank.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_