"Madrid es divertido, agradecido y desinteresado"
Es la reina del cuplé, y aún canta con esa voz nítida y apasionada esas pegadizas tonadillas castizas que tararean los nostálgicos para partirte el corazón. Dicen que es nostálgica, con alma de verbena y que recuerda como nadie las estampas del Madrid de las calesas, los mantones y los pichis. Olga Ramos canta cuplés desde que estaba en el vientre de su madre, tiene 76 abriles, y en el año 1929 nació para Madrid, donde llegó a vivir desde Badajoz. Vino a madrileñear, como ella dice, en un Madrid "agradecido, bueno, divertido y desinteresado" que acaba de honrar sus 60 años en los escenarios y sus bodas de plata al frente del restaurante y espectáculo Noches de Cuplé con una placa que reza: "En este viejo rincón de Madrid la violinista y cantante Olga Ramos con su arte mantiene vivo el cuplé". Ayer pregonó el carnaval en Alcobendas.Pregunta. ¿Qué es para usted el cuplé?
Respuesta. Decía Antonio Machado que el cuplé es la poesía callejera de la luz artificial Yo creo que es galanero, tiene mucho de ternura, de nostalgia, y fue el rey de la música ligera desde. 1900 hasta los años treinta. Nunca morirá mientras haya algo que lo evoque porque tiene mucha fuerza.
P. ¿Qué le recuerda el carnaval?
R. El carnaval me recuerda la infancia, cuando me gustaba disfrazarme de cosas inverosímiles y nos tapábamos el rostro con caretas. Adoro el carnaval porque te ayuda a combatir la depresión y porque puedes ser lo que te guste ser. Me gusta el carnaval callejero, el de las casas regionales; no esos tremendos bailes de la zarzuela donde los señorones bebían champaña en los zapatos de las tanguistas.
P. ¿Qué hacen las artistas como usted para superar la crisis?
R. Para superar la crisis no hay que quejarse, hay que combatirla, buscar otros ingresos, buscar alternativas. Yo sigo cantando cuplés en mi rincón porque recuerda el ayer con autenticidad, pero me muevo mucho con mis actuaciones por toda la Comunidad de Madrid y por Castilla, de la que adoro sus pueblos y sus plazas recoletas donde la tradición no está reñida con la cultura.
P. Cuando usted se vaya ¿quién seguirá cantando cuplés?
R. Olga María, mi hija. Ella es corriente fresca para el cuplé, tiene muy inculcada mi escuela y además le gusta mucho. Dejó, de ser azafata de vuelo y decidió subirse al escenario conmigo. Ella es el alma de Noches de cuplé.
P. ¿Qué les contó a los vecinos de Alcobendas?
R. Les hablé con el corazón de la forma que yo sé hacerlo, cantando un cuplé. El pregón lo improvisé como siempre porque es lo más bonito. Les dije que beban con mesura y que vayan a la verbena como antaño. Además, nombré a un vecino rey del carnaval y lo disfracé allí mismo de cupletista, con plumas y todos los abalorios.
P. ¿Qué es lo que más recuerda de aquel Madrid de antaño?
R. Sus verbenas, sobre todo la de San Antonio, en el paseo de la Florida, cuando no pasaban coches y se podía disfrutar de estos festejos callejeros. Recuerdo las calesas, los mantones de Manila y aquellos chulapos tan bien parecidos. También me gustaba la verbena de la Paloma, porque el Rastro y Cascorro me apasionan. Recuerdo de esa época, sobre todo, cuando los padres iban con sus hijos los domingos al Rastro a comprarles un nicanor.
P. De todos los premios y medallas que ha recibido ¿por cuál siente más cariño?
R. Por la placa que conmemora mis 60 años de cupletista, y que me ha dedicado el pueblo de Madrid. Aunque no he vuelto a vivir en Badajoz, sigue siendo mi tierra y también me hace mucha ilusión la medalla de oro de la ciudad que me van a entregar en breve allí. Por fin se han dado cuenta de que tienen como hija a una gran artista, y perdonen la inmodestia.
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