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FRENAZO AL LÍDER

El Madrid acaba con el mito del Deportivo

El equipo gallego defraudó en el Bernabéu, con un juego miedoso y una defensa vulnerable

Santiago Segurola

El orgullo pudo al miedo en un partido que abre nuevas perspectivas a la Liga. El Madrid tiró el lastre de locura que le hundió frente al Tenerife y recuperó la sensatez. Jugó sin alardes, pero siempre controló el partido. Fue suficientemente agresivo y práctico ante un rival que perdió prestigio. El Deportivo, que llegaba con fama de equipo hermético, salió del partido como un conjunto vulnerable y tímido, con peor aspecto que la pasada temporada por estas fechas. Le pesó la trascendencia de la noche y su modo de vida actual, tan apegado a la tierra, con la mirada en los resultados, sin un gramo de grandeza en su fútbol. En Madrid fue un equipo accesible, sin carácter en un momento decisivo del campeonato. La voz correrá por todos los rincones de la Liga: el Deportivo es humano. La caza ha comenzado.El Madrid se agarró al último hilo de vida en el campeonato. Se presentó en el partido en unas condiciones infames: el club degradado, la hinchada de uñas, el recuerdo cercano de la catástrofe ante el Tenerife v una alineación parcheada. La delantera estaba integrada por Dani y Morales, dos juveniles frente a la experta defensa del Deportivo. En medio de este ambiente deprimente, el Madrid atrapó la victoria con esfuerzo y decisión.

El Deportivo jugó mientras pudo con la calculadora en la mano, en la línea especuladora que le caracteriza. Hizo dejación de la pelota, de los metros y del juego, a la vieja manera italiana. El gol de Morales desarmó el tinglado y destapó varias flaquezas del equipo de Arsenio. El peor de sus defectos fue una ausencia espectacular de carácter. El pasado año se descalabró en el Bernabéu por su ingenuidad, pero su juego fue meritorio y su actitud desgarrada. Fue un conjunto atractivo, con una veta romántica, una alternativa verdadera a la hegemonía del Barcelona y el Madrid. Ahora es un equipo frío, aburrido. Esta dejación ha afectado a sus mejores jugadores, que ahora tienen el aspecto de burócratas. Fran, Bebeto, Mauro y Donato pasaron desapercibidos por el foro, algunos de ellos perjudicados por su impresionante abandono de responsabilidades.

El partido fue muy táctico durante la primera parte. El Deportivo confió en su aparato defensivo, equilibrado y eficaz durante toda la temporada. Dirigida por Djukic, un futbolista que juega siempre con 40 pulsaciones, la defensa del Deportivo negó el remate al Madrid durante el primer tiempo. Un disparo desviado de Sanchis fue la única ocasión del equipo local. En la portería de Buyo, la actividad todavía era menor. Un remate de Mauro desde 40 metros fue la única tarjeta que presentó a Buyo, que hizo bien en salir pertrechado al campo.

El Madrid encontró pocas vías de entrada en el campo de su rival, pero su juego fue más enérgico. La presentación de Dani y Morales fue desigual. Morales, un regateador en el sentido clásico, olfateó la debilidad de Paco e intentó sacar petróleo. Paco, un futbolista limitado, quedó en evidencia casi siempre ante el chico. Dan¡ es otro tipo de jugador. Esbelto, con facilidad para manejar el cuerpo y con un buen repertorio, tuvo menos presencia en el partido que Morales.

Michel condujo con pulcritud a su equipo durante todo el partido. El interior madridista parece el más avisado de las dificultades del Madrid y cada vez está más en el papel de líder moral. Su progresión durante el partido fue notable. En la primera parte intentó buscar el boquete entre Paco y Nando con lanzamientos profundos y alguna aparición por la banda derecha. En el segundo periodo entendió perfectamente el rumbo del encuentro y se dedicó a tocar y a buscar las paredes. Eso ocurrió cuando el Deportivo ya estaba metido en una guerra perdida. El gol de Morales le había sacado de la película. Su intento de reconducir el partido fue inútil.

Un indicio de las intenciones del Deportivo fue la utilización de Mauro Silva y Donato como copia de Milla y Hierro. El Deportivo salió con dos centrocampistas en el medio de la cancha, a la manera de Floro. Mauro y Donato se sintieron incómodos, sin saber exactamente el contenido de su trabajo. El equipo perdió su fluidez natural. Los experimentos con gaseosa, y nunca en Chamartín. Con la pelota fue un desastre. Nunca encontró dos pases seguidos. La tibieza de Fran y Bebeto, que se apartaron con descaro, fue otro factor decisivo.

Detenido el Deportivo en el centro del campo y con el gol de ventaja, el Madrid vió que el encuentro le permitía algunas facilidades impensables antes del duelo. Aunque apenas tiró jugadas en el área de Liaño, la sensación era más favorable al segundo gol madridista que a otra cosa. Y llegó en la mejor jugada del partido, un triángulo sencillo, rápido y limpio. Morales cruzó la pelota de derecha a izquierda, Dubovsky volvió a cambiar con un buen cabezazo y Michel apareció en el segundo palo para dejar la pelota en la red. Fue una acción llena de pureza para un partido esforzado, favorable al Madrid, que llegaba moribundo. Pero coraje, concentración y deseo fueron suficientes para acabar con el mito del Deportivo invulnerable.

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