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Entrevista:MANUEL BALBOA - COMPOSITOR

"Madrid es un sainete de Arniches"

Este celta, disidente y romántico, enamorado de Wagner y de Strauss, nació hace 35 años en La Coruña, donde comenzó los estudios musicales, que siguió posteriormente en Madrid hasta instalarse definitivamente en la Villa. Aquí entra en contacto con Luis de Pablo, Cristóbal Halffter y Tomás Marco. A los 20 años compuso su primera obra para piano, Intermezzo opus 1, que recorrió escenarios de todo el mundo. Un año más tarde se convirtió en el compositor español más joven que estrenaba en el teatro Real de Madrid . Su música ha sido interpretada en festivales, ciclos, de música contemporánea y temporadas de conciertos en Bonn, Aviñón, México, San Petersburgo, Lyón, París, Venecia, Buenos Aires, Londres, Milán, Salzburgo, Pekín, Nueva York. Inicia paralelamente sus colaboraciones en RNE-2 y realiza su primer trabajo teatral con Francisco Nieva, actividad que continuará con otros directores de escena, como Guillermo Heras, José Luis Alonso o Elena Pimenta, musicando obras de Valle-Inclán, Álvaro Cunqueiro o García Lorca. En 1984, su Música de Madrid I fue interpretada en el Wigmore Hall de Londres, y en 1989, el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música le encargó El decreto enamorado, ópera con texto de Ana Rossetti y éxito de público en la sala Olimpia. En este mismo teatro puede oírse hoy su música -interpretada en directo- en la obra de Nieva Aquelarre y noche roja de Nosferatu. Balboa es, además, autor de la banda sonora de una película recién estrenada, El baile de las ánimas, del director y pionista Pedro Carvajal, con Angela Molina como protagonista. Pregunta. En el último filme vuelve al tema gallego. ¿Es su vena galaica?

Respuesta. Ser gallego es tomar la vida como parte de lo que llaman realidad y parte de lo que llaman un mundo imaginario, que a mí me parece mucho más real; quizá por eso soy tan poco realista, y con tanta imaginación la vida no se lleva muy bien.

P. No puede quejarse: dos bandas, sonoras y música en el teatro simultáneamente.

R. Desde pequeño me interesó siempre la música escénica, la ópera, la zarzuela, el ballet; es lo que más me ha llama do y me ha llenado. Y en teatro, el cómo la música acompaña a la obra me fascina. Trabajar con Paco Nieva ha sido, de nuevo, un placer.

P. ¿Tiene alguna obra sin estrenar?

R. Sí, un concierto de piano y orquesta, Música para X, que compuse en la cocina de una casa muy especial en Malasaña, la esquina de la calle del Pez.

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P. ¿Sigue pensando que Madrid es una pícara zarzuela?

R. Madrid hoy me parece un sainete amargo, estilo Carlos Arniches. Después de 13 años no tengo claro si amo esta ciudad; a lo mejor, el Madrid. que yo amo no ha existido nunca.

P. ¿La ópera moderna está muerta?

R. En la literatura, en el pop, en el cine, se vive de lo que se hace hoy en día; aunque los clásicos se leen siempre, en las librerías y en los periódicos aparecen creaciones de hoy en día, libros, novelas. En la música contemporánea y en la ópera esto no es así, vivimos de los muertos, la ópera es un género necrófilo. Existen intentos aislados de nuevos creadores que luchamos con el lastre de un país que no tiene tradición operística y donde sólo interesan títulos del gran repertorio; aquí se gastan millones, más que en otros países, pero en contratar a los grandes divos.

P. ¿De quién es la culpa?

R. El público acude hasta la plaza de Lavapiés cuando se estrena. Creo que trabajamos en un desierto. Para mí, la ópera contemporánea en España hoy es el solar quemado del Liceo de Barcelona: un mundo de cenizas, de escombros, que tengo la esperanza de ver rehecho, reconstruido.

P. ¿Por eso dio el salto a las bandas sonoras?

R. Del cine me interesa la relación entre el texto, la imagen y la música.

P. ¿Qué es Canción de cuna?

R. La película tan especial de José Luis Garci para la que estoy grabando la música en estos momentos. Me siento muy contento, es muy emotiva, una película diferente, que es, creo, el mejor elogio que se puede hacer de cualquier cosa hoy en día. Se estrenará en la primavera.

Aquelarre y noche roja de Nosferatu se exhibe hasta mañana en la sala Olimpia. Plaza de Lavapiés, s/n. A las 20.30 (domingo, a las 19.00). 1.500 pesetas.

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