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Entrevista:TOMÁS GAYO - ACTOR

"En Madrid falta amor por el teatro"

Tomás Gayo es un actor de 33 años y 18 de agitada vida profesional. Además de haber representado también el papel de productor, de versionista y director. Se formó en la Escuela de Arte Dramático, en una época en la que no era muy normal que los actores fueran cómicos. "Allí todo el mundo quería ser muy dramático", dice. Ha fundado una compañía de teatro que no funcionó, una productora de teatro que de vez en cuando se le va de las manos y en estos momentos es cuando confiesa que se encuentra en el punto en que puede empezar a hacer cosas". Estos días es el protagonista de Feliz cumpleaños, señor ministro, la obra escrita por Rafael Mendizábal que se representa en el Centro Cultural de la Villa.Pregunta. ¿Se puede decir que ha hecho sobre todo teatro comercial?

Respuesta. Sí, he hecho más teatro comercial que teatro independiente, pero para mí el teatro es el que el público va a ver.

P. Para usted, ¿dónde está la diferencia entre esos dos tipos de teatro?

R. El teatro independiente se mueve en unos parámetros, tanto de exhibición como de producción, más pequeños. Pero, aparte del típico experimento que te puede servir y ayudar como actor, a mí me interesa poco. Madrid no es Nueva York, aquí no hay un off Madrid, y si lo hay su alcance es bastante relativo.

P.Y ¿qué se refiere exactamente?

R. Aquí no hay esa capacidad de amor por el teatro como pasa en Nueva York. Allí se hace un teatro en un garaje o en la sala más grande. A todo el mundo le interesa casi todo lo que se hace.

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P. Y ¿qué falla en Madrid, el público o los profesionales?

R. ¡El público, el público! No hay un interés grande por el teatro, es un arte minoritario. Están los pocos teatros comerciales que quedan, por un lado, y los pocos experimentos interesantes, por otro. Pero creo que cada vez se va a ver menos teatro.

P. Entonces, a usted lo que en realidad, le interesa es que el teatro se vea.

R. Claro.

P. ¿Hasta el punto de que le da igual la obra?

R. No, hombre, no. Me interesa mucho el proyecto. Igual que en cine he tenido una carrera irregular y he tenido que hacer lo que me echaban, en teatro he intentado cuidar las cosas. Pero aunque un trabajo sea muy experimental, interesa que se vea. El teatro no tiene sentido si no lo ve nadie. He tenido e trabajar mucho en el teatro comercial porque vivo de esto, pero, he procurado no aceptar cualquier cosa.

P. ¿Cómo definiría Feliz cumpleaños, señor ministro?

R. Evidentemente, es teatro comercial. Es un experimento entre un señor que llevaba una línea definida y clara, Rafael Mendizábal, en combinación con un director que sí que procede del teatro independiente, Fermín Cabal. En ella somos todos de nuestro padre y nuestra madre, nos lo hemos tomado muy en serio y ha salido un buen trabajo. Puede gustar o no, pero hay un trabajo.

P. ¿Está contento con su papel en ella?

R. Mucho, porque es un papel de malo, y hasta ahora yo siempre había sido el amigo fiel, el chico ingenuo, el bueno. Al principio me planteaba si sería capaz de. hacer de malo, pero me he dado cuenta de que todos llevamos dentro un poco de perversidad que podemos sacar fuera. Creo que por amor se puede cometer un crimen, como le pasa a Daniel Vega, que es mi personaje.

P. Echa de menos hacer cine. ¿Por qué le hace tanta falta a un actor ese medio?

R. A mí me apetece mucho porque es un medio que experimenté al principio de mi carrera y de repente se paró. Dejan de llamarte y uno se cansa de ir de productora en productora.

P. ¿Es necesario para un actor venir a Madrid si quiere triunfar?

R. Antiguamente sí. Ahora se están haciendo cosas en las comunidades como para quedarse a trabajar.

P. ¿Qué le falta a Madrid para ser gran capital del teatro?

R. Toda una infraestructura y la alegría de la juventud por ir al teatro. Antes, Madrid era una fiesta, pero se está convirtiendo en una ciudad sucia, amuermante, dura y asfixiante.

Feliz cumpleaños, señor ministro. En el Centro Cultural de la Villa hasta finales de marzo. Plaza de Colón, s/ n. Domingos, martes, miércoles y jueves, a las 19.00; viernes y sábados, también a las 22.30. 1.400 pesetas.

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