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Las galletas curativas de san Blas se agotaron en su día

Dice el refrán que cuando se acercan estas fechas comienzan a verse cigüeñas por estos lares. Pero también éstos son momentos de visitar a san Blas, abogado de todos los que padecen de la garganta.Cientos de madrileños, en su mayoría mujeres de más de cincuenta años con bolsas de la compra en la mano, se acercaron ayer, como cada 3 de febrero, a la iglesia de San Ginés, en la calle del Arenal, lugar en el que se encuentran la imagen y la reliquia de san Blas.

Este santo fue obispo de Sebaste, en Armenia, y murió en el siglo IV. Se le atribuyen habilidades curativas por haber sanado a un niño que tenía clavada una espina en la garganta, "en aquellos tiempos en los que no había cirugía", como comenta el párroco de San Ginés, que prefiere no identificarse. La parroquia donde se venera su imagen figura como una de las más antiguas de Madrid. Su construcción data del siglo XIII.

Código de barras

Dos puestos en los que se vendían paquetes de galletas bendecidas del santo a 100 pesetas adornaron el pórtico del templo a lo largo del día. Las actuales no tienen nada que ver con las antiguas rosquillas, empaquetadas en una bolsa de plástico transparente con su imagen impresa. Los bollos se venden ahora en modernos envoltorios con la estampita del santo al lado de un código de barras.Estas galletas bendecidas se elaboran en una fábrica del pueblo madrileño de Morata de Tajuña (5.000 habitantes). Harina de trigo, azúcar, aceite, huevos, zumo de naranja, sal y bicarbonato son sus ingredientes.

Los vendedores de los recuerdos del santo están flanqueados a la entrada de la parroquia por carteles de Acción Católica y por una lápida que recuerda que allí bautizaron a Francisco de Quevedo y se casé Lope de Vega.

En el interior hacen cola ordenadamente los que quieren besar las reliquias del santo en su capilla junto a curas a la antigua, con sotana y alzacuellos. Paquita, una señora de Carabanchel de 63 años, acude todos los 3 de febrero a visitar al santo "porque los males de garganta son muy importantes y hay que prevenirlos. También vengo", dice, "para rezar a san Judas, porque también está aquí". "Hoy", añade, "no sabía si venir antes o después de ir a El Corte Inglés".

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Adela, vecina del barrio y devota de san Blas, cumple con el rito cada año: "Echo de menos que no haya más gente joven, porque a nosotros, los mayores, el cristianismo ya nos tienen ganados, pero a los jóvenes...".

El párroco de San Ginés asegura que sus feligreses "no acuden sólo para conseguir la protección contra las enfermedades, sino como ejemplo de vida cristiana". Añade, además, que este santo goza de gran popularidad y fue venerado incluso antes de morir, en tiempos del emperador Diocleciano, cuando fue perseguido por ser católico.

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