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Jodorowsky y su guerra de palabras

Alejandro Jodorowsky, mimo, actor, director de cine, guionista de tebeos, tarotista y conferenciante semanal en París, llega hoy a Madrid a las cinco de la tarde para iniciar su guerra de palabras dos horas más tarde en el Ateneo. A Jodorowsky le gusta la controversia. Y los rituales: la sangre baña su obra.El público asistente dispondrá de un micrófono para defenderse. Una mini-exposición de sus tebeos, en francés y en castellano, ilustrará parte de la obra del chileno que vive fuera de su país desde 1953. En España, Seix Barral ha editado una de sus tres novelas, Donde mejor canta un pájaro.

El artista hablará hoy sobre el camino espiritual en su obra cinematográfica, que está constituida por cuatro películas de culto en Europa. Tras la conferencia, se exhibirá la primera de ellas, Fando y Lys, rodada en blanco y negro en 1968. Está inspirada en una obra del dramaturgo Fernando Arrabal. En esos años los dos creadores habían fundado el Teatro Pánico en París. Fando y Lys son dos adolescentes que se arriesgan en un camino inciático que les sacará definitivamente de la niñez.

La última de sus películas, El ladrón de arcoris, está terminada y se estrenará próximamente en París, ciudad en la que vive actualmente. Todo parece indicar que él dirigirá el proyecto en el que trabajaba Federico Fellini antes de su muerte, basado en un libro del mexicano Carlos Castaneda, autor relacionado también con caminos iniciáticos, en su caso a partir de drogas naturales como los hongos alucinógenos.

El topo, La montaña sagrada y Santa Sangre son sus obras cinematográficas. En ellas han colaborado dos de sus cuatro hijos, Axel y Brontis.

"En mi cine me he sentido muy atraido por el asesinato, maté burros y trescientos conejos. He matado muchos animales, cosa que no volveré a hacer jamás en mi vida. Al comienzo yo creía que el cine debía matar a sus actores. En El topo me subí a un puente a 2.000 metros de altura y arriesgué la vida. Creía que donde no estaba la muerte no había espectáculo. Estaba equivocado", aseguró el director en una antigua entrevista.

Violencia familiar

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Sus primeros recuerdos de violencia son, naturalmente, de la infancia. El cineasta creció en Iqueque, en el norte de Chile, Iquique, merodeando por la tienda de su padre, un judío de origen ruso que se ganaba la vida vendiendo ropa íntima de mujer. "Mi primer encuentro con el mal fueron mis padres. Se odiaban a muerte y mi padre le rompía a puñetazos la cara a mi madre. Cuando yo intentaba defenderla, a pesar de que sabía que ella no tenía la razón, decía: Ves, el niño me da la razón", recuerda.Artista errante, ha vivido en París, México y Roma, y nunca ha vuelto a asentarse en su tierra de origen, la que abandonó a los 25 años. En París, adonde llegó para aprender las artes del mimo del propio maestro de Marcel Marceau, comenzó su periplo. Hizo circo, mímica, marionetas, más de cien espectáculos teatrales en México, dibujó, escribió, compuso música y sólo cuando se sintió preparado hizo su primera película. Tenía 40 años.

Fue en París donde comenzó su romance con el tebeo. Ha colaborado con el célebre dibujante Moebius en numerosas colecciones cuyo éxito ha dado la vuelta al mundo. Como El Incal, un tebeo cruzado de referencias filosóficas y religiosas, como toda la obra de Jodorowsky, con grandes dosis de crueldad, humor y belleza plástica.

Junto a Moebius inició su proyecto más ambicioso, y el más arriesgado, pues se trataba de deslumbrar a Hollywood con la adaptación de la novela Dune, de Frank Herbert. Varios años después de que el proyecto se derrumbara, el director David Lynch lo retomó. "Me gustó pelearme por Dune. Ganamos casi todas las batallas, pero perdimos la guerra. Sabotearon el proyecto en Hollywood, porque era francés y no americano. Su mensaje no coincidía con el estilo Hollywood'. Más tarde, el aspecto visual de La guerra de las galaxias, se parecía extrañanamente al nuestro", dijo Jodorowsky a Libération.

Esta tarde, Alejandro Jodorwsky, que ha cruzado ya el umbral de los 60 años, hablará como siempre: con desparpajo. Aunque el tema de la conferencia está marcado, es muy probable que le dé la vuelta y acabe él haciendo preguntas al auditorio. Jodorowsky acude todas los lunes a un café de París, se sienta en una mesa y espera. La gente se acomoda delante de él, le expone sus problemas durante cinco o seis o minutos y él les responde con las cartas del tarot.

El camino espiritual en la obra cinematográfica de Alejandro Jodorowsky, conferencia-coloquio con el artista. Ateneo, Prado 21, a las 19.30. A las 2 1.00, proyección de Fando y Lys.

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