El lento reflujo del guerrismo
Pese a que los dirigentes del guerrismo venían negando descaradamente hasta hace bien poco tiempo su condición de corriente política organizada, la batalla librada para elegir a los 887 delegados al 33, Congreso del PSOE ha obligado a los seguidores del actual vicesecretario general a enarbolar a la luz del día sus banderas. De esta forma" el grupo que se dedicó a perseguir implacablemente la disidencia interna -en nombre de la unidad y la ortodoxia- cuando controlaba el aparato socialista reclama hoy airadamente sus derechos a convertirse en una tendencia férrearnente disciplinada -casi un partido- dentro del PSOE.Pendientes todavía los congresos provinciales de León y de Madrid, los resultados registrados hasta ahora arrojan una derrota global del guerrismo, muy distante de la mayoría absoluta y vencido incluso en esa Andalucía a la que consideraba su patio trasero y la cabeza de playa para la reconquista del PSOE. Aun así, el 30% de delegados elegidos bajo su advocación instala a esa corriente organizada en una sólida posición y le concede una notable capacidad de represalia; su mayor poder de disuasión estará en el grupo parlamentario: sin necesidad de provocar fugas o indisciplinas abiertas entre los 159 diputados socialistas, la mera aplicación de tácticas obstruccionistas bastaría para debilitar al Gobierno y acortar la legislatura. .
Una curiosa peculiaridad del guerrismo es que su es trategia no se proponga por ahora- desplazar a Felipe González de la secretaría general del PSOE sino sólo condicionar sus movimientos y maniatar su iniciativa. Aunque de la lengua de sus portavoces salgan sapos y culebras cuando hablan off the récord del actual presidente del Gobierno, el discurso guerrista de labios hacia fuera es de rendido apoyo a su figura. La razón no es tanto que Felipe González siga constituyendo el principal activo electoral del PSOE: la estrategia de esa disciplinada corriente descuenta su retirada voluntaria como candidato a presidente del Gobierno a medio plazo y desea que se produzca cuanto antes La verdadera causa de la doblez política del guerrismo es que muchos de sus simpatizantes les retirarían el respaldo si se viesen obligados a tener que elegir dramática y excluyentemente entre Felipe González y Guerra.No resulta tarea fácil desentrañar la complejidad del guerrismo, escondida bajo una engañosa superficie de izquierdismo retórico y radicalismo político. Esa plataforma ideológica cobija un abigarrado conglomerado que se extiende desde profesionales del aparato, ex-ministros y altos cargos quejosos por su cese y caciques municipales hasta ex-militantes del PCE y seguidores de Carrillo, pasando por veteranos patriotas del PSOE aflorantes de la pureza perdida. Tal vez como un homenaje brindado a Hegel por sus lejanísimos discípulos, hay un guerrismo de izquierdas y un guerrismo de derechas; si Francisco Vázquez -popular alcalde de La Coruña y ferviente seguidor del actual vicesecretario general del PSOE- se mueve en los terrenos mas templados del centrismo, otros preclaros guerristas -como Gregorío Peces-Barba y Enrique Múgica- difunden como testigos falsos su fundamentalismo socialdemócrata en esa prensa conservadora que continúa aplicando contra sus adversarios las mismas técnicas de difamación ensayadas con éxito hace veinticinco años contra Enrique Ruano. Queda por saber si la argamasa del guerrismo ha sido el control del aparato partidista y las prácticas corruptas y clientelistas favorecidas desde las Administraciones Públicas; si esa hipótesis fuese correcta, las inclementes fuerzas centrífugas de la derrota irían clareando sus filas hasta que el lento reflujo iniciado con la designación de delegados al 33º Congreso se acelerase súbitamente y se transformase en un movimiento irreversible.
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