"Creí que al estar en la cárcel todos se olvidarían de mí"
El preso de Móstoles condenado por un delito cometido hace cinco años espera el indulto en Carabanchel
Amigos, vecinos y políticos han clamado por su indulto. Eduardo Cuadrado, de 28 años, robó hace cinco años 6.000 pesetas y un pantalón vaquero. Entonces era heroinómano. Pero cuando la sentencia le llevó a Carabanchel, el pasado mes de octubre, estaba curado y rehabilitado. La iniciativa ciudadana ha llegado a la Casa Real, y la Reina se ha sumado a la movilización. Cuadrado aguarda esperanzado su libertad.
Los nervios le han hecho perder tres kilos a Eduardo Cuadrado desde que se enteró de la noticia de que sus familiares y amigos habían conseguido que la Reina recibiera toda la documentación y ella a su vez la remitiera al Ministerio de Justicia para que estudie una posible reducción de su pena de ocho años.A pesar de que intenta mantenerse ocupado la mayor parte del día trabajando en el taller de ebanistería de la cárcel, en su cabeza se mantiene constante la idea de un posible indulto que le permita salir del agujero en el que se encuentra desde el pasado mes de octubre, fecha de su ingreso en Carabanchel.
Pregunta. ¿Ha variado en algo su situación desde las noticias de mediación de la Reina?
Respuesta. Sí. En la cárcel todos me felicitan y me dan ánimos. Muchos desearían que su caso también pasase por las manos de Su Majestad. Para mí fue una sopresa, porque mis esperanzas estaban con el Ayuntamiento, pero lo de la Reina es algo maravilloso.
P. La actuación de la Reina es, sin embargo, producto de un proceso de movilización de sus familiares y amigos. ¿Esperaba este apoyo?
R. Yo creí que al mes de estar aquí preso todos se iban a olvidar de mí, pero ya veo que no. En cuanto salga celebraremos una fiesta en todo el barrio con el alcalde y los medios de comunicación, que también han estado muy pendientes de mi caso.
P. ¿Qué otras cosas le apetece hacer cuando recupere su libertad?.
R. Sobre todo, estrechar la mano a la Reina y demostrarle mi agradecimiento, pero no sé si sería posible llegar hasta ella.
P. Muchas personas piensan que su condena es desproporcionada para el delito que cometió. ¿Qué opina de la justicia española?
R. Casos como el mío no conozco en Carabanchel, pero sí hay gente que no debería estar aquí, porque son presos de conciencia. La justicia española deja mucho que desear; yo creo que los jueces deberían pasar primero por las prisiones y luego colocar las condenas. Ocho años se cuentan pronto, pero se cumplen duramente. Algunos con tres meses aquí aprenderíamos, porque la libertad no se conoce hasta que no se pierde.
P. ¿Cómo son sus relaciones con el resto de presos en Carabanchel?
R. Enseguida hice amigos, porque aquí hay varios chicos de Móstoles. En Cádiz era diferente, pues no conocía a nadie. En Carabanchel, nuestra ilusión de cada día es que el compañero de al lado salga libre. Cuando yo esté de vuelta en casa me gustaría que también la Reina viniera a mi fiesta.
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