Víctimas de otras famas

Hablamos con frecuencia de los derechos humanos de pueblos oprimidos, en guerra, en la miseria..., y nos olvidamos en muchas ocasiones de lo que tenemos a nuestro alrededor. No quiero denunciar ningún programa de televisión; cada uno es libre de escoger la mejor, o la menos mala, oferta televisiva. Pero creo que debemos indignarnos con el uso de la intimidad de los niños de algunos padres y madres famosos.Cuando un adulto vende su vida en entregas a revistas, fotos y reportajes, se expone a que se aireen trapos sucios pertenecientes a una antigua amistad o a una relación íntima, y se convierta en una eficaz publicidad unida a bonitas sumas de dinero para el que es considerado víctima.

A muchas personas les gusta sentarse a ver la televisión y averiguar si con unos artilugios que maneja a la perfección un experto una persona ha dicho o no la verdad, si se dan o no la mano dos personajes populares, qué nuevos insultos se le ocurren a un ex cónyuge, cansado de tanto callar...

Pero alguien se pregunta: ¿qué piensan o pueden llegar a pensar en su día unos niños que ya tienen bastante desgracia por no vivir en una familia, unida y ser la diana de los objetivos de los fotógrafos en todas sus actividades?

Creo que a los niños se les debe un respeto. Sus progenitores pueden demandarse lo que consideren justo, pero que ellos no tengan que avergonzarse algún día de que sus nombres estaban entre peleas vistas por miles de espectadores ávidos de noticiones de este tipo.

Los niños tienen todo el derecho del mundo a que se les respete su intimidad, a vivir y a sentirse tranquilos, y los padres no debemos hacer otra cosa que educarlos en el respeto a los demás y crear un ambiente limpio, o lo menos viciado posible, a su alrededor. Cuando sean adultos y tengan capacidad de elección, elegirán. Pero no les cerremos las puertas de antemano, porque estamos atentando contra su derecho a ser libres.-