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Abusos sexuales

Una estrella en carne viva

Roseanne Arnold desvela una vida trágica pese a estar en la cúspide de la fama

"La única razón por la que no maté a mis padres es porque no quería pasar el resto le mi vida en la cárcel. No es la declaración de un anónimo resentido que trata de conseguir cinco minutos de gloria en uno de los numerosos talk shows de mise rias varias que aparecen en las televisiones de Estados Unidos. La rotunda afirmación pertenece a Roseanne Arnold, la estrella de la telecomedia de Hollywood, una mujer de 41 años de edad, rica y famosa, que libra -en muchas ocasiones ante las cámaras- una batalla diaria y agónica contra sus experiencias y su pasado.El show de Roseanne, en la cadena ABC -en España se emite en las cadenas autonómicas-, ocupa el sexto puesto de: la audiencia total: casi la teircera parte de las televisiones que están encendidas en Estados Unidos a las nueve de la noche, en prime time, tienen en la pantalla a Roseanne. El éxito de esta telecomedia no es otro que el de reflejar la vida y los problemas de una familia vulgar y corriente -sobre todo vulgar-, lejos de las imágenes tópicas y edulcoradas y de los chistes fáciles, con un lenguaje duro y provocador, amargo e irónico, y con unos protagonistas que tienen kilos de más -como la propia Roseanne-, que visten mal y que pierden los nervios con frecuencia. La audiencia sintoniza con la vida misma, la vida de: la propia Roseanne, según se descubre en una entrevista que aparece en el número de febrero de la revista Vanity Fair.

Roseanne Arnold cuenta, con una franqueza inusual, que su niñez está plagada de abusos sexuales, físicos y emocionales, que casi muere atropellada por un coche a los 17 años, que ha ejercido la prostitución -actividad que defiende apasionadamente- para dar de comer a sus hijos, después de haber entregado a su hija mayor en adopción, que ha sido adicta a varias sustancias y que lleva cuatro años de tratamiento psiquiátrico con ayuda de antidepresivos. "Estoy jodida. Intento aguantar, pero estoy pasando una etapa aterradora. Es una auténtica miseria. He pensado en suicidarme unas 10.000 veces. Cada día tengo que decidir si voy a resistir el resto de la jornada", asegura la actriz de comedias, que se ha sometido a varias operaciones de cirugía estética "para no ver el rostro de mi padre en el espejo" y que empezó como muchos actores en este país, descubriendo que los clientes del bar en el que trabajaba, a los 18 años, se reían con sus chistes, y que eso era más agradable que servir copas.

En la entrevista, anunciada desde la foto de portada de Vanity Fair en la que aparece Roseanne con un sujetador de encaje y un corpiño negro, la actriz habla con infinito agradecimiento de su marido, Tom Arnold, que produce el show de televisión y, sobre todo, que ha pasado por muchas de las experiencias de ella, incluido el abuso sexual cuando era niño. Tom le ha obligado a enfrentarse con la depresión, y Roseanne le ha obligado a él a cambio a prescindir de la dosis diaria de cocaína que tomaba.

Roseanne Arnold no ahorra otras declaraciones escandalosas sobre el mundo que le rodea: "Michael Jackson", dice, "es la fotografía perfecta de alguien que abusa sexualmente de los niños". Cuando el entrevistador le sugiere que mucha gente no cree a los niños que dicen que hubo abuso sexual, Roseanne responde que nadie cree nunca a los niños, tal como le ocurrió a ella, y que la violencia de todo tipo contra los niños "destruye más vidas que el sida, que conducir borracho y que cualquier otra maldita cosa, porque es una guerra que se desarrolla dentro de cada uno". La actriz cree también que los hermanos Menéndez, que están siendo juzgados en Hollywood por haber matado a sus padres, deberían ser absueltos, porque "haber sufrido abusos sexuales de pequeño da derecho a asesinar a los padres".

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