Seamos consecuentes
Un hecho: no podemos / queremos (qué más da) parar la historia de los Balcanes (y no hablo sólo de este país, por supuesto, sino en general de todo el mundo civilizado). Bien, aceptémoslo y seamos consecuentes: carguemos los escasos camiones que llegan allí no con harina, combustible o medicinas, que para qué, sino con cal, con cal viva. Aquellas gentes están ya muy débiles para enterrar a los muertos, que se conservarán bien durante el inviemo con las nieves, el frío y todo eso, pero ¿y la primavera que viene? El hedor nos va a llegar hasta aquí: ¡hay que hacer algo!- Manuel Fernández Prieto.
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