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Entrevista:

"Tocar aquí es como reencontrar a una amiga"

El cantautor israelí David Broza hizo vibrar el martes a cuantos acudieron al Círculo de Bellas Artes para asistir a un acto homenaje a Madrid como primera sede del proceso de paz para Oriente Próximo, en el que cantó después de un breve recital de poesía palestina. Pero, en su fuero más íntimo, David vivió la emoción privada de tocar, por primera vez en sus casi 20 de años como profesional, en la ciudad en la que vivió entre los 11 y los 19 años, donde compró su primera guitarra. Y la última, el mismo martes.Broza alcanzó la fama en Israel interpretando canciones de Joan Manuel Serrat, Manzanita o Paco Ibáñez. Luego se decidió a dar el gran salto hasta Nueva York (Estados Unidos). Después de nueve años, ha logrado situar su último disco, Time of trains (Tiempo de trenes), entre los diez primeros de las principales listas de éxito estadounidenses.

Pregunta. ¿Qué siente, después de tantos años, al tocar por primera vez en Madrid?

Respuesta. No son exactamente nervios, sino la emoción del día de la boda; es como reencontrar a una vieja amiga de la niñez.

P. ¿Cuáles son los recuerdos más gratos de su adolescencia en España?

R. Cuando tenía 13 y 14 años recuerdo viajar con un amigo haciendo autoestop. Tocábamos la guitarra y cantábamos en todas partes. Recuerdo que me impresionaban las profundas raíces de las gentes de los pueblos. Siempre tuve envidia de ese fenómeno. Pero, sobre todo, en España empezó todo, el interés, la curiosidad... y la guitarra española.

P. ¿Sigue comprando sus guitarras en la calle Mayor?

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R. Todas mis guitarras son de Manolo Contreras, es el mejor. Mi primera guitarra me la vendió por veinte duros. El martes le compré la última, por 300.000 pesetas, y me la dedicó especialmente porque ya son -25 años de fidelidad.

P. ¿Qué sintió cuando se convocó la primera ronda de la Conferencia de Paz para Oriente Próximo en Madrid?

R. Una gran esperanza. Y alegría, porque por primera vez se reconoció a Madrid como un centro mundial de influencia. Desgraciadamente, en el extranjero se conoce poco la dramática historia de este país, su condición de lugar de tránsito paralela a la de Oriente Próximo. España fue uno de los últimos países en establecer relaciones diplomáticas con Israel, pero la Conferencia de Madrid otorgó a la paz un sentido nuevo. España es uno de los países más simpáticos que existen; no sé si los españoles lo reconocen, pero yo lo creo así.

P. El hecho de que se haya aplazado la retirada del Ejército israelí de Jericó y la franja de Gaza, ¿qué supone para el proceso de paz en Oriente Próximo?

R. El pueblo de Israel, tanto de derechas como de izquierdas, quiere la paz. Todos saben que si no siguen este camino avanzan hacia el suicidio, hacia el final. Pero también me preocupan los derechos de los colonos: no se puede dar chocolate a un niño y luego exigirle que lo devuelva. El Gobierno israelí invitó a los colonos a asentarse en Gaza y Samaria [Cisjordania], y ahora no puede pedirles que se vayan.

P. ¿Qué nos puede decir de su último disco?

R. Los textos, como en el anterior, son de poetas norteamericanos contemporáneos, pero hay una gran diferencia: este trabajo ha penetrado en el mercado estadounidense. Figura entre los diez primeros en las listas de éxitos de muchas emisoras y publicaciones musicales. Todo lo que sé es que llevo cinco meses de gira, y espero que dure cinco años más.

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