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La Liga busca su salida al mar

El partido de Umberto Bossi disputa a la izquierda italiana las alcaldías de Venecia y Génova

Fue Achille Occhetto, secretario del Partido Democrático de la Izquierda (PDS), ex comunista, el primero que habló de "cerrar la salida al mar" a la Liga Norte, impidiéndole conquistar las alcaldías de Génova y Venecia.La frase, propia de un general empeñado en contener el avance de una fuerza enemiga, hizo fortuna, y ha quedado como un resumen épico de la apuesta que estará en juego el próximo domingo, cuando se celebre la segunda vuelta de las elecciones administrativas.

Dos representantes de la izquierda se enfrentarán a dos candidatos de la Liga en esa votación definitiva para elegir a los primeros ciudadanos de las dos grandes repúblicas marineras, que compiten como en el pasado, aunque hoy para llamar la atención internacional sobre sus hipotéticas posibilidades y sus realísimos problemas.

Génova la Soberbia, ciudad de banqueros cuyo vicio capital es la avaricia, de astilleros en paro, siderurgias abandonadas en manos del Estado y laboratorios de ingeniería que ven caer la demanda, sucumbe desde hace una década a una depresión económica y psicológica que parece rebajar día a día la orgullosa altura desde la que se precipita hacia el mar por montañas llenas de grietas. En éstas crecen los descuidados torrentes que la inundan periódicamente, como si se tratara de un ciclo inevitable de la naturaleza.

Venecia la Serenísima, se hunde literalmente en la laguna que la circunda y que, al menos cuatro o cinco veces al año, desborda en metro y medio el nivel de la superficie, anegando casas y comercios con lo que los venecianos llaman "agua alta". Pero Venecia sabe también de problemas de desempleo y decadencia portuaria, al menos hasta que, el próximo 6 de febrero, se celebre el referéndum para separar la ciudad antigua de las zonas industriales.

Paralelamente, sin plantear una competencia directa que sería descabellada, Génova busca en el turismo la solución de muchos de sus problemas. Las bellezas naturales de la Riviera, su nuevo y magnífico teatro de ópera, sus seis museos, donde se guardan algunos de los mejores Van Dyck, y un pintoresco casco viejo, desgraciadamente convertido en el primer mercado italiano de la heroína, son los activos que pretende movilizar.

Adriano Sansa, el candidato de la izquierda para Génova, es un magistrado de 53 años que no milita en ningún partido y que, siendo hace dos meses prácticamente desconocido en la política, logró el 42,9% de los votos en la primera vuelta del pasado 21 de noviembre. Su oponente de la Liga Norte, Enrico Serra, es un médico ortopeda de 59 años, tampoco experto en política, pulcro, atildado y dispuesto a "limpiar" la capital de la Liguria.

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En Venecia, el PDS, siempre con el apoyo de toda la ízquierda, presenta a un político conocido aunque atípico, el filósofo Massimo Cacciari, de 49 años, ex diputado y ex concejal. Aldo Maricona, de 56 años, el candidato de la Liga, es un antiguo ejecutivo de Olivetti más moderado que su líder, Umberto Bossi, quien persigue a Cacciari con la acusación de que es un "mujeriego" que "si resulta elegido, tendrá que trabajar por primera vez en su vida".

Que la campaña se centre en una cuestión de estilo retórico y de modo de afrontar los problemas resulta inevitable, dado que su carácter crónico no admite soluciones milagrosas. ¿Qué pueden decir los candidatos venecianos al gondolero que se queja de que tiene que inventarse falsos domicilios de Casanova para lograr que los turistas se distraigan y no vean "la mierda" que nada en los canales? Poca cosa. Que hay que subvencionar a los comercios y hoteles para que mejoren los saneamientos, pero que el Ayuntamiento no tiene dinero.

Talón de Aquiles

Debido a esa situación crónica, el talón de Aquiles de Cacciari es precisamente su experiencia previa en un municipio donde siempre tuvo un peso importante la izquierda. Y lo mismo le ocurre en Génova a Sansa, aunque él mismo sea nuevo en la política. Por su parte, el liguista Serra tiene que moderar sus proclamas librecambistas en una ciudad muy subvencionada y donde 8 de cada 10 trabajadores industriales están en la nómina pública.Serra, hijo de una "distinguida familia genovesa", y en general los candidatos de la Liga, ofrecen "determinación" para salir de la crisis, en primer lugar institucional, que dejaron las fallidas celebraciones del V Centenario, un fracaso global de una gestión llena de corruptelas.

Sansa, hijo de refugiados de Istria, cuando en la posguerra pasó a ser Yugoslavia, propone frente a la crisis, como en general los candidatos de la izquierda, "solidaridad" y soluciones estudiadas con competencia científica. El sociólogo Umberto Eco ha acudido en apoyo de esta posición, al declarar que el triunfo de la Liga sería una victoria del egoísmo en Italia.

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