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Una guineana sobrevive en La Paz a dos balazos en la cabeza

Ana Okenibe, una guineana de 19 años, fue encontrada a las 4.30 horas de ayer tendida en plena calle, sola y chorreando sangre por la cabeza, gravemente herida. Había recibido un balazo muy cerca del ojo izquierdo y otro en la nuca. Nada se sabe de las causas del brutal suceso.Ana sólo acertó a culpar a "los suramericanos", según informó a la policía el conductor de la furgoneta que la encontró en las proximidades de las cocheras de la EMT, junto al cementerio de la Almudena. El cirujano que la operó en el hospital de La Paz comunicó a la madre de la víctima que quizás pierda. la visión en un ojo.

Fue el único momento en el que Ángela, la madre, rompió a llorar. "Es que hasta que no se te enfría la cabeza no te das cuenta de que te ha pasado a ti; todo parecía una mala pesadilla, pero con el paso de las horas vas siendo consciente de que es verdad; y es horrible" explicaba conmocionada la tía de la víctima.

Ángela, la madre, también de Guinea Ecuatorial, había recibido una llamada de la policía en la que se le informaba que su hija había resultado herida de bala. "De milagro, no me muero; qué susto tan grande me llevé; aunque han sido ya muchos los disgustos que he pasado con ella", explicaba Ángela.

La herida no vivía con la madre desde hacía ya cinco años, cuando Ana abandonó su casa. "Siempre fue una niña rebelde; se fue de casa antes de tiempo y éstas son las consecuencias", comentaba su tía, hermana de Ángela.

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Estudiaba peluquería

Su madre sabía poco de la vida que ha llevado Ana desde que abandonó su casa. Sabía que estudiaba peluquería, y que, según le dijo a la madre, trabajaba de peluquera, pero nada acerca de sus amistades. La madre no sospechaba ni quiénes ni por qué habían disparado contra su hija. "Yo sé lo mismo que la policía; mi hija no me contaba nada de su vida; cuando pueda hablar, será ella misma la que nos cuente a todos lo ocurrido".

La víctima fue encontrada por el conductor de una furgoneta a las 4.30 horas de ayer en las proximidades del cementerio de la Almudena. Alertado por los gritos de la víctima, acudió a auxiliarla. Ana permanecía en el suelo, sangrando por la cabeza, tendida entre la acera y la calzada.

Después de que se le practicaran los primeros auxilios en el ambulatorio de Doctor Esquerdo, fue trasladada al hospital Gregorio Marañón, donde está registrado su ingreso a las 4.47 horas.

De allí se la llevaron, a primeras horas de la mañana, al hospital La Paz, donde se le practicó una intervención quirúrjica para extraerle las dos balas que entraron en su cuerpo.

Uno de los proyectiles, alojado entre la nariz y el ojo izquierdo, no se le sustrajo. Esta intevención podría acarrear complicaciones por la delicada zona en la que se aloja la bala.

Sin visión en un ojo

Según el cirujano, lo más probable es que la víctima pierda la visión de este ojo. No se sabe si el impacto de bala ha afectado el nervio óptico, pero lo cierto es que Ana llegó con la visión perdida, y al término de la operación no la había recuperado aún.

Los médicos no temen por su vida. Ha salido de peligro. Pero su madre, Ángela, se pone en lo peor: "Hay tanta gente que salen del quirófano bien, y luego, a los tres días, se le complican las cosas y mueren".

Mientras la víctima continúa ingresada en el hospital de La Paz, el Grupo de Homicidios de la Brigada de Policía Judicial continúa a la búsqueda de los autores y la investigación del suceso.

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