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UN DEBATE POR EL EMPLEO

El factor edad

Margarita Puente, 38 años, encuentra barreras para volver al mundo laboral

Margarita Puente acaba de cumplir 38 años y nota cómo su edad comienza a ser un inconveniente para volver al mundo laboral en un puesto ajustado a su preparación, como lo hizo durante 14 años. Casada y con dos hijos, es el ejemplo de una profesional que, sin dejar de prepararse, observa cómo los anuncios la dejan fuera de las ofertas de trabajo. Margarita dejó su empleo hace cuatro años como responsable del departamento de copyright de una importante editora musical dentro de un plan de reestructuración y la crisis se le ha echado encima. Las posibilidades de encontrar trabajo se han reducido sensiblemente."No entiendo", dice, por qué las empresas penalizan la edad, y sobre todo el estar casada, cuando debería ser al revés. Yo ya tengo mis hijos criados. Me encuentro más madura intelectualmente que una persona de 25 años para desarrollar una labor profesional y además pueden aprovechar mi experiencia. Una persona de 25 años es más inestable, más inmadura y sobre todo puede casarse y tener hijos, con lo que ello redunda en una menor dedicación a la empresa".

Margarita Puente nació en Madrid, cursó bachillerato, posteriormente hizo secretariado de dirección y se puso a buscar trabajo. "En aquella época buscabas un empleo y te salían dos", afirma. Comenzó a trabajar como secretaria en la compañía discográfica Emi-Odeón y descartó un empleo similar que se le ofrecía en una empresa de ingeniería. Tras dos años en ese puesto, es contratada por una importante editora musical, en la que llega a ser la jefa del departamento de editorial, que gestiona todos los aspectos de derechos de autor de los profesionales que trabajan en esa compañía. La salida de esta empresa ha tenido sus aspectos positivos. Por ejemplo, se ha podido dedicar con más intensidad a su segundo hijo, Borja, que ahora cuenta con cinco años; a su hija mayor, Mónica, de 13 años, y a su marido, promotor inmobiliario. "Personalmente no me encuentro frustrada y he ocupado el tiempo con la pintura de cuadros, una de mis aficiones de siempre, leyendo y visitando Madrid de cabo a rabo. He descubierto el Madrid cultural que nunca pude ver cuando tenía un trabajo que ocupaba la mayor parte de mi tiempo". Pero a continuación recalca: "No me resigno a no poder incorporarme al mercado laboral en un momento en el que podría rendir muy bien.

En los últimos años he realizado trabajos puntuales y esporádicos de relaciones públicas, organizando actos y en el sector asegurador. Pero lo ideal es implicarse a pleno rendimiento en un trabajo".

Margarita es la primera que reconoce que los jóvenes vienen pegando fuerte, que su preparación en idiomas e informática es alta. "A veces creo que podría haber hecho un esfuerzo mayor en este sentido, pero también las mujeres de mi generación nos hemos preparado. Mi nivel de francés y de inglés es aceptable, y he seguido al día en mi trabajo".

Sin perder el ánimo, cree que la dureza de la crisis se nota en todo. La respuesta a los historiales profesionales que envía a las diferentes empresas se ha reducido sensiblemente en los últimos meses. Otro aspecto que resalta es la dificultad de incorporarse a las empresas hoy. "Apenas existen los horarios intensivos lo que hace que la mujer tenga una doble jornada, ya que en casa, pese a que las cosas van cambiando, siempre es la mujer la que lleva el peso. Además, es cada día más difícil encontrar un trabajo de la especialización que tienes".

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