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Entrevista:

"Sexualmente, Madrid es la ciudad más sana de Europa"

Que Pilar Cristóbal sea la sexóloga madrileña por excelencia, no es una hazaña. Son dos. Primero, porque la secretaria general de la Sociedad Sexológica de Madrid, no ha nacido aquí. Segundo, porque resulta que la profesión de sexólogo, no existe como tal, sino que completa a las de psicología, psiquiatría y medicina en general. El mundo la recibió en un almacén de naranjas de la costa levantina. A su madre le salieron mal las cuentas del embarazo. Quería ser Lola Flores, pero se preparó a conciencia para la apología del hedonismo. En el 522 25 10, el número de sex inform, soluciona despistes para que, sobre todo los adolescentes, gocen a tope su primera vez y vivan exprimiendo el placer sin riesgo. En ese mismo auricular, conteniendo la risa y el aliento, oyó a un flamante marido quejarse del embarazo de su esposa, a pesar sde usar condones bien seguros, "tejidos en casa por ella misma, a ganchillo y bien apretaditos". "Y, la gente, cree que fue un chiste". Pilar Cristóbal vive y trabaja en el Madrid más libertario, ese de trazado estrecho y mentes amplias. El de la plaza de Chueca y las calles de Barbieri, Infantas y Libertad.Pregunta. Una zona bastante calentita.

Respuesta. Ya lo creo. Mi colegio estaba en la Gran Vía, hoy es el teatro Príncipe y desde chiquitita me he movido en este barrio. Aquí al lado está el Hotel Mónaco, hoy lugar de culto, y siempre mueblé de personajes célebres, que no es lo mismo que prostíbulo. Más tarde, el barrio fue "come come" del antifranquismo, de los ácratas y el Partido Comunista... Lugares como el bar La Cometa, donde se fumaron en público los primeros canutos de hachís, El café Latino, El Oliver...

P. Un lugar perfecto para el ocio, los placeres de la carne y el gusto que proporcionan ciertas transgresiones ¿no cree?

R. Y siempre, un paso por delante, a la vanguardia. Porque a Chueca, el ambiente gay llegó después. Pero siempre he dicho que a este barrio le matan los coches. Tendrían que dejarlo sólo para peatones. Cuando voy al mercado no puedo ni llevar el carrito.

P. ¿Cómo funcionan sexualmente los madrileños?

R. Es una de las ciudades más sanas de Europa. Mentalmente, una de las más libres. Su noche es riquísima y sus ambientes muy libres. Yo, que me acerco a los 50, le cuento a mi hija cómo, a los 16 años, disfrutábamos de los 10 minutos de amor a oscuras que regalaban las discotecas antes de cerrar, buscando el escondite detrás de las cortinas. La policía cerraba un bar por un destape, y las mismas tetas estaban al aire, cinco minutos después, en el local de al lado.

P. ¿Le gustaría ser la doctora Ochoa?

R. No. Ya fui su guionista en el programa. Me gustaría presentar mi propio espacio.

P. En el teléfono de información sexual, recogerán llamadas increíbles.

R. Como para escribir un libro. Desde la señora que quiere saber si el coito anal con su marido puede terminar en SIDA, hasta los adolescentes convencidos de que las chicas somos como un transistor, un botón y ¡zas!, sintonizadas. Hay jóvenes tiernísimos, quieren saber como hacer las cosas bien.

P. La gente piensa que un sexólogo jamás tiene problemas en la cama.

R. Bueno, nosotros no tenemos lo que se dicen "disfunciones". Sería una tontería verte aquejado de una eyaculación precoz, una frigidez, porque sabemos como controlar ese tipo de fobias. Pero el corazón nos late. En la vida hay que reivindicar tanto el placer como el dolor. Si no, seríamos piedras.

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